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Sánchez reaparece en Sevilla y recibe el calor del pueblo… en forma de abucheos

Pedro Sánchez vuelve a Sevilla y recibe el «cariño» de la gente
Parece que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sigue en su incansable gira de autocomplacencia, esta vez haciendo escala en Sevilla. Un acto más en su agenda propagandística que, para sorpresa de nadie, terminó como suelen empezar todos sus encuentros con el pueblo: entre abucheos, gritos y una indignación palpable.
La capital andaluza demostró una vez más su hospitalidad, recibiéndolo con vítores como «¡Vete de aquí!» y «¡Nos estamos desangrando!», demostrando que el efecto Sánchez en Andalucía sigue sumando seguidores… aunque sean en negativo. La escena tuvo lugar durante la entrega de una promoción de vivienda pública de alquiler asequible en el Residencial Hacienda El Rosario, en el barrio de Torreblanca. Porque, claro, ¿qué mejor manera de calmar la furia ciudadana que el reparto de migajas en forma de pisos mientras la crisis asfixia a los trabajadores?
Un despliegue policial digno de un monarca
Sánchez llegó a la cita con un despliegue policial más propio de un jefe de estado en zona de guerra. Tal es su temor a la opinión de la calle que, si alguien pestañea demasiado rápido en su dirección, es posible que un agente de seguridad lo confunda con una amenaza terrorista. Algo de eso denunció Adrián Trashorras, portavoz de Vox en Dos Hermanas, quien no tardó en señalar lo que ya es un clásico: Sánchez blindado por la policía mientras los ciudadanos lidian con okupas, criminales y una crisis económica en ascenso.
«Los vecinos están abandonados a su suerte, mientras ellos viven protegidos con nuestros impuestos», denunció Trashorras. Y es que mientras en otras partes del país la seguridad brilla por su ausencia, el Ejecutivo de Sánchez nunca escatima en refuerzos cuando se trata de protegerse de su propio pueblo.
Vivienda pública: cuando no hay pan, se reparten semillitas
El evento contaba con la solemne presencia de la incombustible María Jesús Montero, conocida por su talento innato de justificar lo injustificable, junto a Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda. Ambas, con gesto solemne, presidieron la entrega de llaves como si fueran a resolver así los problemas habitacionales de España. Pero, claro, ¿qué son 218 viviendas en comparación con las miles de familias que día a día se parten la espalda para pagar alquileres desorbitados mientras el Gobierno sigue despilfarrando en otras prioridades?
Así es la política de vivienda de Sánchez, resumida en tres puntos:
- Pocos pisos y mucho ruido: Se anuncian con bombo y platillo pero siempre resultan ser insuficientes.
- Un problema que empezó ayer y se resolverá «mañana»: Ni rastro de soluciones reales a la escalada de precios.
- Fotitos e inauguraciones: La receta infalible para tapar agujeros y fingir que se hace algo.
Una visita con sabor a déjà vu
Para los sevillanos, esto no es novedad. Ya en abril de 2024 Sánchez intentó otro tour de force en la ciudad con la colocación de la primera piedra de la línea 3 del metro, un evento que, al igual que este, se convirtió en un festival de silbidos y reproches. Pero claro, debe ser que el presidente disfruta de la adrenalina de lanzarse a la piscina sin flotador, aunque cada vez que pisa suelo andaluz se encuentre con el impacto de un bloque de hielo.
¿Seguirá Sánchez intentando conquistar Sevilla?
Después de este último episodio, la pregunta que queda en el aire es: ¿cuánto más piensa exponerse Sánchez a la opinión pública sin exigir un papel de indemnización psicológica? Sevilla ha hablado alto y claro, y el mensaje no puede ser más rotundo. Pero claro, a este gobierno eso de escuchar no se le da demasiado bien. Quizás estén esperando que la ciudadanía utilice otra vía más convincente… como las urnas.
Mientras tanto, Sánchez seguirá con su gira de despropósitos, convencido de que el pueblo lo aclama, aunque lo haga entre abucheos.
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