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Sánchez pasa de presidente a mayordomo de Junts en tiempo récord

Sánchez pasa de presidente a mayordomo de Junts en tiempo récord
Parece que Pedro Sánchez ha descubierto una nueva vocación: el servicio doméstico de Carles Puigdemont y compañía. Desde que el presidente del Gobierno decidió arrodillarse ante Junts a cambio de su investidura, su papel ha evolucionado rápidamente de líder del Ejecutivo a diligente mayordomo del independentismo catalán. Y esta semana, lo han vuelto a dejar claro con el último regalito: la cesión de competencias en inmigración a la Generalitat.
Turull presume de su nuevo juguete
Jordi Turull, secretario general de Junts y experto en presumir de concesiones, no ha tardado en celebrar su última victoria sobre Sánchez. En una reunión del consell nacional en Lérida, Turull ha declarado con orgullo que la Generalitat «asumirá la gestión integral de las políticas de inmigración», lo que supone que Cataluña tendrá competencias similares a las de un Estado.
Entre risitas y aplausos, el dirigente independentista ha dejado claro que este nuevo poder acercará más a Cataluña a la independencia deseada. Según él, tener control sobre las políticas migratorias les permite diseñar el país que quieren. Y es que, para Turull, este avance es «esencial» para construir «una Cataluña de un solo pueblo». A ver si alguien se atreve a preguntarle qué pasa con los que no encajan en su definición de ese «único pueblo».
Sánchez, el hombre que todo lo cede
A este ritmo, Sánchez va a necesitar un curso acelerado de sumisión política. Después de haber vendido la amnistía, el uso exclusivo del catalán en Bruselas y la impunidad de Puigdemont, ahora le toca regalar competencias migratorias dentro de territorio español como si fueran caramelos.
Los efectos de su última entrega ya han comenzado a sentirse:
- Cataluña controlará la acogida de menores extranjeros no acompañados (menas), aunque solo aceptará 30 mientras Madrid se comerá 700.
- Se asegurará de integrar a los nuevos residentes con el catalán como lengua obligatoria. Si no lo hablas, casi mejor vete a Madrid.
- Junts sigue sumando herramientas de Estado sin necesidad de una declaración unilateral: basta con que Sánchez les haga el trabajo.
El resto de comunidades autónomas, especialmente las gobernadas por el PP, han puesto el grito en el cielo. Isabel Díaz Ayuso ya ha anunciado que llevará a los tribunales este acuerdo insolidario, mientras Sánchez sigue mirando al techo como si no fuera con él.
Puigdemont celebra su chantaje con videollamada
Desde su retiro dorado en Waterloo, Carles Puigdemont se ha sumado a la fiesta con una intervención telemática de esas que tanto le gustan. Con su habitual tono mesiánico, ha asegurado que Junts representa el «hilo rojo del catalanismo» y que Cataluña debe ser solidaria con todos los pueblos que luchan por su autodeterminación. Traducido al castellano: seguiremos exprimiendo a Sánchez hasta que no le quede nada que entregar.
Y, por si quedaban dudas, arremetió contra Salvador Illa, actual presidente catalán, acusándolo de pasarse el día en Madrid «tranquilizando a los poderes del Estado mientras Cataluña colapsa con Rodalies». Porque, claro, para el fugado de Bélgica, la gestión ferroviaria es mucho más preocupante que seguir permitiendo que su partido gobierne con el PSOE a base de chantajes.
El mayordomo perfecto
Pedro Sánchez sigue demostrando que su prioridad no es España, sino sobrevivir en La Moncloa a cualquier precio. Si para ello hay que pasar de presidente a sirviente de Junts, no hay problema. Si hay que regalar competencias fundamentales para contentar a Puigdemont y compañía, adelante. Y si hay que convertir a Cataluña en un Estado independiente de facto dentro de España, todo sea por aguantar en el poder unos añitos más.
Cada día que pasa, su papel parece más claro: muy pronto, en vez de recibir a sus socios de Junts en Moncloa, Sánchez directamente les abrirá la puerta con bandeja plateada y guantes blancos. Porque, al final, el servicio a la élite separatista es la única política real que está dispuesto a defender con uñas y dientes.
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