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Prioridades claras: etarras sí, presos comunes no

Las prioridades del Gobierno vasco: los amigos primero
El Gobierno del País Vasco, con el inefable apoyo del PSOE, ha vuelto a dejar claro cuáles son sus prioridades. Mientras las prisiones vascas están encantadas de recibir a los 105 condenados vinculados con ETA, han cerrado las puertas a 638 presos comunes que también solicitaron su traslado. Es decir, si cometiste un crimen «ordinario», te quedas fuera; pero si tu historial incluye terrorismo, pásale a la celda de honor.
Esta estrategia penitenciaria, que roza el surrealismo, ha sido confirmada oficialmente en una respuesta parlamentaria del propio Ejecutivo. Así que no, no es una conjetura malintencionada ni una percepción distorsionada de la realidad: es la política penitenciaria con sello PSOE-PNV.
El PSOE y su concepto de «justicia social»
El diputado de Unión del Pueblo Navarro, Alberto Catalán, tuvo la osadía de preguntar cuántas solicitudes de traslado de presos «comunes» y etarras se habían gestionado desde que en 2021 el Gobierno traspasó la competencia de prisiones al País Vasco. Y vaya si obtuvo respuesta:
- 805 presos comunes pidieron el traslado al País Vasco desde que las cárceles pasaron a gestión autonómica.
- De esas 805 peticiones, solo han dado el visto bueno a 167, rechazando a un espectacular 79% de los solicitantes.
- Por otro lado, los 105 presos de ETA que pidieron volver al País Vasco tuvieron un 100% de éxito.
Es decir, que a un preso que ha robado, estafado, traficado o cometido cualquier delito fuera de la agenda política del Gobierno le cierran la puerta sin miramientos; pero si vienes con un currículum de actividad terrorista recibes el pase VIP. Está claro: la reincidencia del PSOE en premiar a Bildu y sus allegados ya no sorprende ni al más optimista.
Fin de la dispersión: un regalo de Sánchez a Bildu
Como si esta grotesca situación no fuera suficiente, conviene recordar que todo esto responde a una de las múltiples concesiones del Gobierno de Pedro Sánchez para mantenerse en Moncloa con el apoyo de Bildu. La llamada «política de dispersión» —que consistía en enviar a los presos etarras a diferentes cárceles de España para evitar su reagrupamiento y posibles redes organizadas— fue eliminada sin más.
Esta cesión, celebrada en la sede de Bildu con champán (o kalimotxo, quién sabe), ha sustituido el viejo lema de acercamiento por uno todavía más ambicioso: la excarcelación masiva. Las asociaciones de apoyo a los presos etarras, Etxerat y Sare, han cambiado de logo y de pancarta. Ya no piden que los acerquen; ahora exigen que los pongan en la calle.
La gran fiesta de los etarras
La guinda del pastel llegó con la celebración del fin de la dispersión el pasado 30 de junio de 2023. En varias localidades del País Vasco y en Pamplona, familiares y simpatizantes de los etarras organizaron celebraciones para conmemorar el momento en que se cerró este capítulo de control penitenciario. Un hecho sin precedentes en Europa: terroristas y sus simpatizantes aplaudiendo las decisiones de un Gobierno democrático. Algo estamos haciendo muy mal.
Lo que queda claro es que este no es más que otro episodio en la cadena de favores entre el PSOE y sus socios de Bildu. Mientras tanto, los presos comunes pueden seguir esperando, porque el PSOE ya tiene claro a quién servir primero. Al fin y al cabo, han demostrado con creces que la lealtad a ciertos sectores estratégicos es más importante que la justicia.
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