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Otro milagro financiero en el PSOE: bienes, lujo y cero explicaciones

¿La casualidad o el arte del disimulo?

Parece que cada vez que un político del PSOE o su círculo cercano se ve metido hasta el cuello en un escándalo financiero, la respuesta automática es la misma: «lo pagó mi familia». Ahora es el turno de Andrea de la Torre Maeso, pareja del incombustible José Luis Ábalos, quien se ha apresurado a dejar claro que jamás vio un euro de Koldo García, al que, según dice, solo le pedía consejos financieros… aunque al parecer no eran muy útiles.

Según Andrea, la flamante adquisición de un local industrial en Madrid nada tiene que ver con el escándalo de los contratos millonarios de mascarillas, sino con el generoso respaldo de su familia. Porque, como todos sabemos, en España lo normal es que con 28 años te compres un local y una plaza de garaje sin despeinarte, solo con el esfuerzo familiar y sin que intervengan otras fuentes de financiamiento cuestionables.

Koldo, el asesor desinformado

Andrea insiste en que la relación con Koldo García, el hombre señalado por la UCO como figura clave en el trasiego de dinero turbio dentro del Ministerio de Transportes, se limitó a una mera consulta financiera. Claro, porque en estos casos, ¿quién no le va a preguntar por hipotecas a un tipo que parece saber más de chanchullos que de bancos? Y, por supuesto, sus consejos no fueron de ninguna ayuda, porque Koldo «no es experto en el sector del suelo». Vamos, un asesor financiero inesperadamente incompetente.

Sin embargo, lo realmente admirable es cómo Koldo y su propio hermano, Joseba García, estuvieron disponibles para ayudar con la mudanza de Andrea. Un asesor vinculado a contratos multimillonarios en el ministerio tuvo tiempo para echar una mano al levantar cajas y transportar muebles. Un servicio cinco estrellas que sin duda nada tiene que ver con otros favores o compromisos financieros.

El truco de los préstamos que no son préstamos

La UCO apuntó que Ábalos llegó a pedirle a Koldo que gestionara un préstamo de 130.000 euros para Andrea, pero ella se pronuncia con firmeza: jamás recibió dinero. Bueno, a lo mejor es cuestión de semántica, quizás no fue un préstamo, sino una cariñosa donación encubierta, o un juego de cuentas que haría sonrojar a cualquier director de sucursal.

Lo cierto es que, al final, la señorita De la Torre se hizo con un local industrial y una plaza de garaje en un barrio obrero de Madrid por la módica suma de 125.000 euros. Algo que seguro cualquier joven de su edad, con un emprendimiento de joyas y sin redes de poder, podría lograr con la misma facilidad.

El sufrimiento de una protagonista involuntaria

Ahora Andrea asegura que solo quiere pasar página. Lo de que la UCO encontró documentación que la vincula a movimientos sospechosos es mero accidente, y su mayor preocupación es que no se la moleste más con investigaciones innecesarias. Su prioridad es la tranquilidad, el bienestar emocional y la protección de su privacidad. Claro, después de tanto ajetreo con la compra de propiedades, la polémica mediática debe ser agotadora.

De hecho, su familia se ha convertido en su escudo protector. Como no podía ser de otra manera, ven con preocupación los «ataques injustos» en redes sociales y las incomodidades de un escrutinio público que, sin duda, es completamente infundado. A fin de cuentas, ¿qué tiene de extraño que la actual pareja de un exministro con un exasesor corrupto acabe en el ojo del huracán por la aparición misteriosa de bienes inmuebles?

Moraleja: si compras algo, di que te lo pagó tu familia

El esquema Ábalos es reciclado pero siempre funcional. Cuando los números no cuadran y la UCO investiga, basta con adjudicarlo al respaldo familiar, aceptar haber hablado con los sospechosos pero sin haberse aprovechado de ellos y, por supuesto, insistir en que todo es un ataque mediático desproporcionado.

Por supuesto, lo verdaderamente importante es que todo este embrollo financiero no impedirá que Andrea siga adelante con su «modesto negocio de joyas». Porque si hay algo que el PSOE nos ha enseñado, es que un escándalo financiero no tiene por qué interrumpir el sueño del emprendimiento… sobre todo cuando tienes las amistades adecuadas.

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