Otro éxito del PSOE: convertir los CETI en centros de agresión subvencionada
El Gobierno del PSOE sigue cosechando éxitos en su particular modelo de gestión de la inmigración: convertir los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) en auténticos campos de batalla, donde los trabajadores se convierten en sparrings involuntarios de aquellos a quienes tienen que atender. Esta vez, el galardón a la seguridad y convivencia se lo lleva el CETI de Ceuta, donde un inmigrante guineano decidió que el reparto de comida no era de su agrado y resolvió la discrepancia a cabezazos y puñetazos.
Violencia a la carta: de la cocina a Urgencias
Todo comenzó con una disputa aparentemente simple: el joven de 19 años, recién acogido en el centro, no quería seguir el protocolo para recibir su comida y exigió servirse él mismo. Lo que en cualquier comedor escolar se soluciona con una llamada de atención, en el CETI de Ceuta derivó en una jornada de mamporros digna de un combate de la MMA. Primero, un cabezazo a un vigilante que intentaba tranquilizar los ánimos, dejándolo inconsciente. Después, agresiones a la jefa de cocina y a otros tres vigilantes que intentaron reducirlo.
El saldo de la trifulca:
- Un vigilante de seguridad con contusión craneal y contractura cervical, recogido del suelo tras perder el conocimiento.
- Una jefa de cocina con lesión en la muñeca, porque al parecer el menú del día incluía agresión gratuita.
- Otros vigilantes con secuelas varias: desde un hematoma en el ojo hasta dolores en el cuello y una mano esguinzada.
¿Quién paga la cuenta? El de siempre: el contribuyente
El altercado ha terminado con la detención del agresor, que llevaba desde diciembre en el centro y que ya había protagonizado tres incidentes previos con los vigilantes de seguridad. ¿Cómo es posible que todavía estuviera alojado allí, con manutención y asistencia gratuita? Ah, la magia de la gestión socialista, donde la reincidencia no se castiga, sino que se tolera con benevolencia institucional, por supuesto, a coste del ciudadano español.
Mientras tanto, trabajadores y vigilantes del CETI seguirán acudiendo al centro cada día, sin más protección que su propia resiliencia y, con suerte, un casco de obra para amortiguar los cabezazos. Este tipo de episodios no son nuevos, pero para el Gobierno de Sánchez, la prioridad sigue siendo la acogida sin límites, sin importar las consecuencias en seguridad y convivencia.
El CETI de Ceuta: de centro humanitario a ring de peleas patrocinadas
Lo de Ceuta no es un caso aislado. En los últimos meses, sindicatos y trabajadores han denunciado el aumento de la violencia dentro de los CETI, con agresiones constantes y un sistema desbordado que no puede controlar la situación. Pero el Ministerio del Interior, dirigido con su habitual maestría por Fernando Grande-Marlaska, sigue en modo avestruz, ignorando la realidad mientras los trabajadores de seguridad y servicios tratan de sobrevivir.
La pregunta del millón es: ¿qué pasará con el agresor? Apostemos. ¿Deportación inmediata? Difícil. ¿Puerta giratoria entre la comisaría y el CETI? Muy probable. ¿Nueva reincidencia en apenas unas semanas? Segurísimo. Así funciona el modelo socialista de gestión de la inmigración: importa más el postureo de la acogida que la seguridad de quienes trabajan en estos centros.
Mientras el Gobierno mira hacia otro lado, los ciudadanos siguen pagando la factura
Entre tanto, el ciudadano español, ese que paga impuestos religiosamente para que estos CETI funcionen como refugios de asilados y no como clubes de lucha improvisados, solo puede esperar que, en medio de la incompetencia gubernamental, algún ministro despierte de su letargo y se tome en serio lo que está ocurriendo en estos centros.
Pero seamos realistas: es más probable que Pedro Sánchez organice otra gira internacional para hablar de progreso o que Marlaska haga otro patético acto de «promoción de la convivencia» mientras los trabajadores del CETI de Ceuta siguen sumando lesiones en su historial. Después de todo, lo importante no es la realidad, sino la propaganda. Y en eso, el PSOE es un auténtico maestro.
Deja una respuesta