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La Complutense le deja claro a Monedero lo que Podemos prefiere callar

La Complutense le deja claro a Monedero lo que Podemos prefiere callar

Los pasillos de la Universidad Complutense de Madrid han hablado, y lo han hecho con la contundencia que los dirigentes de Podemos jamás se atrevieron a utilizar. Juan Carlos Monedero, el otrora gurú de la nueva política, ha sido retratado en su propio despacho con una palabra que, al parecer, define mejor su presente que cualquier otra: «ABUSADOR». Si en los baños ya circulaban pintadas similares, ahora su puerta se ha convertido en el testimonio de lo que todos parecen saber, excepto su propia cúpula política.

Desaparición en modo Monedero

Desde que se destapó la investigación por presunta agresión sexual contra una alumna, Monedero ha decidido aplicar la estrategia de un político experto: desaparecer. No recoge su correspondencia, no se le ve por los pasillos y mucho menos pisa su despacho. Si alguna vez se presentó como voz crítica en la Complutense, hoy su ausencia es más elocuente que sus discursos.

¿Qué ha pasado con aquel profesor comprometido que daba lecciones de moral desde las tertulias televisivas? Pues bien, parece que cuando la realidad le golpea, más que enfrentarse a ella, se esconde detrás de una baja médica y una universidad que prefiere el silencio administrativo antes que una condena moral.

Alumnos contra el silencio institucional

Monedero tenía asignadas clases de Teoría Política Contemporánea. Paradójico, ¿verdad? Algunos alumnos, de hecho, intentaron evitar que sus compañeras asistieran solas a clase ante el temor de encontrarse con el docente. Finalmente, no hubo necesidad: él decidió no volver. Y es que cuando la incomodidad se vuelve académica, mejor huir antes que seguir impartiendo lecciones de democracia y transparencia.

Pero si la universidad mantenía un cómodo «vamos a esperar», los estudiantes decidieron hacerlo público. Tras la revelación de la investigación en su contra, los muros hablaron. La pared del despacho de Monedero escribió la verdad que las instituciones prefieren ocultar, mientras Podemos sigue encogiéndose de hombros.

¿Un caso aislado?

Al parecer, Monedero no es el único ilustre profesor de la Facultad de Ciencias Políticas que ha sido señalado por presuntas conductas similares. Según fuentes internas, hay más casos de presuntas agresiones sexuales protagonizadas por otros profesores comprometidos con la «igualdad y la justicia social». Curiosamente, aquellos que con más vehemencia denunciaban la opresión del sistema, ahora encuentran refugio en su silencio.

Podemos, de azote moral a cómplice necesario

El gran giro argumental lo pone Podemos, que silenció testimonios en 2023 sobre presunta violencia sexual vinculada a Monedero. Sí, el mismo partido que exige la «tolerancia cero» cuando se trata de rivales políticos, aplicó aquí una dosis generosa de hipocresía y protección interna.

  • Mantuvo a Monedero en reuniones internas
  • Permitió que siguiera asomándose en actos del partido
  • Guardó bajo la alfombra aquello que no convenía al discurso oficial

Por supuesto, todo esto mientras Irene Montero seguía decretando quién era feminista y quién no. Ahora resulta que su amiguito tenía un historial que no encajaba en la pancarta.

Conclusión: la Complutense confirma lo que Podemos disimula

Con el PSOE y Podemos predicando la lucha feminista desde sus púlpitos políticos, la realidad termina siendo otra. Si alguien esperaba una condena pública por parte de los viejos colegas de Monedero, que ni se moleste en buscarla. Al final, la única lealtad que importa en estos círculos es la lealtad al partido, no a las víctimas.

Por suerte, los muros de la Complutense han hecho el trabajo que ni Pedro Sánchez, ni Yolanda Díaz, ni Irene Montero quisieron hacer. Y lo han hecho en mayúsculas.

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