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La ciencia del PSOE: contratos a dedo, pagos opacos y dinero que desaparece por arte de magia

El PSOE y su inagotable maestría en la opacidad

Cuando pensábamos que el PSOE ya había cursado todas las asignaturas de la corrupción y la gestión opaca, llega Diana Morant y su equipo en el CSIC para demostrarnos que siempre se puede innovar en malas prácticas. El Partido Popular ha solicitado la comparecencia de la ministra de Ciencia y Universidades en el Congreso para que intente explicar, si es que puede, las gravísimas irregularidades que ha destapado la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE).

Entre fraccionamientos de contratos, adjudicaciones a dedo y dinero que desaparece como por arte de magia, la gestión del CSIC bajo el ala del PSOE parece más un experimento de prestidigitación que una institución científica seria. Pero claro, cuando se trata de manejar dinero público, el socialismo siempre encuentra nuevas fórmulas para hacerlo volar.

El truco del fraccionamiento de contratos: el viejo clásico del PSOE

El informe de la IGAE ha revelado la existencia de nada menos que 342 contratos fraccionados en el CSIC, una práctica que no es precisamente nueva dentro del manual socialista. ¿Para qué hacer las cosas con transparencia y respetando la ley cuando se puede trocear licitaciones para esquivar la competencia y favorecer a los amigos?

Si el PSOE tiene algo claro es que no se pueden desperdiciar oportunidades para repartir el pastel. Y en este caso, muchas de esas contrataciones sospechosas estaban destinadas a la compra de material de laboratorio. Quizás el verdadero experimento científico no está en los laboratorios del CSIC, sino en sus oficinas de contratación, donde aparentemente han descubierto cómo hacer desaparecer la legalidad sin dejar rastro.

Contratos con empleados del CSIC: el business en familia

Por si lo anterior no fuera suficiente, otro hallazgo brillante del informe de la IGAE ha sido la existencia de 15 contratos ilegales firmados con empleados de la propia institución. Es decir, que el CSIC destinaba fondos públicos a pagar contratos ilegales a sus propios trabajadores, algo que incumple frontalmente la ley de Contratos del Sector Público. Pero, en fin, ¿quién necesita leyes cuando se puede funcionar a base de favoritismos?

En otras palabras, aquí no hay “enchufismo”, solo un desastre administrativo de proporciones épicas. Como siempre, en el PSOE dicen estar preocupadísimos por mejorar la calidad de la ciencia en España mientras, de manera simultánea, montan su propia red de empleos ilegales con fondos públicos. Un equilibrio magistral entre la hipocresía y la incompetencia.

Fondos públicos convertidos en dinero fantasma

Además de los contratos opacos y las adjudicaciones ilegales, el informe de la IGAE confirma que el CSIC no tiene ni remotamente un sistema fiable para rastrear los ingresos y gastos de sus proyectos de investigación. En otras palabras: el dinero va y viene y nadie sabe cómo, dónde ni por qué.

Por si todo esto fuera poco, también se han detectado pagos indebidos y pluses salariales fuera de control a ciertos trabajadores del CSIC, porque, al parecer, una administración sin sobresueldos no es digna del PSOE. Y no olvidemos el detalle de los 800.000 euros dilapidados en intereses por retrasos en los pagos. Al final, gestionar dinero público es un arte… que el PSOE nunca termina de aprender.

Los socialistas y su amor por las empresas afines

El Real Jardín Botánico, vinculado al CSIC, también aparece en la lista de despropósitos. De los 561.549 euros que debería haber ingresado por la venta de entradas durante 2022, 144.022 euros fueron a parar en metálico a la empresa La Fábrica Gestión Más Cultura SL. ¿El motivo? No está claro, porque no había contrato alguno que justificara semejante pago.

No resulta sorprendente que esta jugosa cifra haya terminado en manos de una empresa ligada a la familia Fesser, reconocida por sus vínculos con el PSOE. Porque si algo caracteriza a los socialistas es su admiración por la cultura… siempre y cuando el dinero público termine en los bolsillos de los suyos.

¿Explicaciones? Mejor esperar sentados

Ahora el PP ha exigido la comparecencia de Diana Morant para que intente justificar el caos en el CSIC. Sin embargo, todos sabemos en qué quedará esto: excusas vagas, culpabilidad diluida en tecnicismos y, por supuesto, cero responsables políticos. Porque si algo hace bien el PSOE es modular la indignación pública hasta convertirla en humo.

En fin, una vez más, el PSOE nos recuerda que gestionar dinero público no es lo suyo… pero, vaya que sí son expertos en hacerlo desaparecer.

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