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El Supremo frena a Sánchez: ni para regalar España respeta las normas

Pedro Sánchez, frenado por el Tribunal Supremo: regalar España tiene límites

El Tribunal Supremo ha tenido que recordarle a Pedro Sánchez lo que cualquier estudiante de primero de Derecho sabe: no se pueden regalar competencias estatales a las autonomías como si fueran caramelos en campaña. El Alto Tribunal ha puesto freno a la última ocurrencia del Ejecutivo socialista, anulando la cesión al País Vasco de competencias en materia de homologación y equivalencia de títulos universitarios extranjeros. En otras palabras, Sánchez ha intentado convertir a Euskadi en el nuevo Ministerio de Educación y ha recibido un portazo en la cara.

¿Dónde están los límites de Sánchez? Spoiler: no existen

La Sala de lo Contencioso-Administrativo del TS ha dejado claro que la homologación de títulos es competencia exclusiva del Estado, algo que parece que en Moncloa han decidido ignorar, posiblemente absortos en su verdadera especialidad: la entrega incondicional de España a quienes más ruido hacen. Lo llamativo es que incluso la Constitución, ese librito que solo sacan de paseo cuando les interesa, detalla que este tipo de atribuciones no pueden traspasarse alegremente.

Por si fuera poco, no estamos ante un error puntual, no se trata de un simple desliz. El Alto Tribunal se ha pronunciado ante una auténtica avalancha de recursos presentados por organizaciones profesionales, entre ellas:

  • El Consejo General de Colegios de Arquitectos de España
  • El Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería de España
  • El Consejo General de Colegios Oficiales de Odontólogos y Estomatólogos de España
  • El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España
  • La Unión Profesional
  • El Consejo General de la Abogacía Española

Vamos, que hasta los fisioterapeutas han tenido que salir al rescate del Estado de Derecho porque Moncloa desconoce el concepto de “límite legal”.

El truco de siempre: ceder al chantaje independentista

No es casualidad que esta cesión coincida con el abrazo tóxico de Sánchez a nacionalistas y separatistas. Primero, Cataluña; ahora, el País Vasco. ¿Alguien duda de cuál será el siguiente paso en su particular ruta de erosión institucional? Podemos esperarnos lo que sea con un presidente más preocupado por mantener un sillón que por respetar la Constitución.

El Tribunal Supremo ha sido claro y directo: las competencias estatales no pueden ser fragmentadas ni cedidas ad hoc. Pero en lugar de rectificar, en Moncloa probablemente ya estén buscando un atajo legal, una nueva argucia jurídica para tratar de engañar a jueces y ciudadanos. Ya los conocemos.

Ante la ley, Sánchez sigue en su mundo paralelo

El fallo del Supremo es una de las pocas buenas noticias democráticas que nos deja este gobierno. Si dependiera del PSOE, la estructura estatal ya sería un caos absoluto en el que cada comunidad autónoma gestionara lo que le diera la gana sin control alguno. Al final, hay que estar agradecidos de que al menos existan tribunales que pongan freno a una política que roza la ilegalidad constantemente.

Por ahora, Sánchez tendrá que replegarse. Pero no nos engañemos: ya está maquinando su siguiente maniobra para hacer de España un Estado de taifas en el que los separatistas sigan marcando la agenda. La verdadera pregunta es, ¿hasta cuándo vamos a permitirlo?

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