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El PSOE y su obsesión lingüística: cambiar palabras mientras el problema sigue creciendo

La enésima cruzada lingüística de la izquierda
Cuando el país arde en un caos migratorio y el mismo PSOE pacta con los separatistas catalanes el reparto de menores extranjeros no acompañados (menas), en Más Madrid han encontrado el que consideran el auténtico problema: una palabra.
Así es, mientras la inseguridad aumenta, los recursos públicos se colapsan y el Gobierno sigue sin saber cuántos de estos «niños» son realmente menores, los de Mónica García han decidido centrar su energía en pedir a la Real Academia Española que elimine el término mena, porque al parecer las siglas de «menor extranjero no acompañado» son ofensivas y discriminatorias.
En una de esas jugadas magistrales que tanto gustan a la izquierda progre, la diputada Emilia Sánchez-Pantoja ha presentado una proposición no de ley (PNL) en la Asamblea de Madrid para que la RAE quite la palabra del diccionario o, al menos, indique que es un término despectivo. Porque claro, si cambiamos la palabra, la realidad también cambia como por arte de magia. ¡Brillante!
Estigmas, ultraderecha y frases hechas
Obviamente no podía faltar el argumento estrella de siempre: la ultraderecha. Sánchez-Pantoja ha sentenciado que «mena es hoy en día un estigma social que denigra y asocia a peligro y exclusión». También ha explicado que los malos malísimos de la extrema derecha usan el término para lanzar discursos de odio. Porque claramente lo preocupante no son los delitos cometidos ni el colapso de los servicios sociales, sino las palabras que usamos para describir este despropósito.
Todos tranquilos, porque la diputada ha encontrado la solución perfecta: llamarles «infancia migrante». Sí, porque al cambiar la etiqueta, de repente dejarán de existir los problemas asociados a la llegada masiva de jóvenes sin papeles a España. Es más, según su lógica, si les llamamos «angelitos viajeros», seguro que se resuelve el asunto de la delincuencia juvenil en algunos barrios.
Pero la ocurrencia no solo se queda en Madrid. La diputada de Más Madrid en el Congreso, Tesh Sidi, ha presentado una iniciativa similar en la Cámara Baja. Su gran preocupación es que la RAE, si no aclara que el término es despectivo, lo está legitimando. Porque claro, los problemas reales como la falta de integración, el rechazo social derivado de ciertos comportamientos y la inseguridad en las calles no importan tanto como el peligro real: los diccionarios.
Plan estratégico contra las palabras ofensivas
Más Madrid sigue con su idea de que lo que realmente necesita la sociedad no es seguridad, no es control en la inmigración ni establecer criterios claros de acogida. No. Lo que hace falta es combatir las palabras que se sienten ofensivas.
Por ello, han elaborado un plan de acción que incluye:
- Eliminar el término mena y sustituirlo por «infancia migrante» en la legislación.
- Crear un Plan Estratégico contra el Racismo y la Xenofobia para reforzar el uso de palabras adecuadas.
- Dotar dicho plan con fondos públicos (porque para estos disparates siempre hay dinero).
- Promover un lenguaje que evite la «deshumanización». Porque al parecer la inseguridad y la explotación solo existen porque alguien usa la palabra equivocada.
En definitiva, toda una proeza lingüística mientras el problema real sigue creciendo sin control.
Mientras tanto, el PSOE sigue en sus pactos de mercadeo
Mientras Más Madrid lucha contra palabras, el PSOE sigue adelante con su negociación con Junts para transferir las competencias de inmigración a Cataluña, permitiendo que la Generalitat gestione a su antojo este asunto. Porque claro, después de décadas de descontrol en el sistema de acogida, seguro que fragmentarlo aún más entre comunidades autónomas es una genial idea.
El Gobierno de Pedro Sánchez sigue evitando dar cifras concretas sobre cuántos menas son en realidad menores, algo que ha reconocido abiertamente. Pero no importa. Siempre podrán distraer la atención con otra batalla absurda contra el diccionario mientras la realidad sigue desmoronándose bajo su gestión.
Conclusión: palabras sí, soluciones no
En resumen, ante una crisis migratoria evidente, Más Madrid y su amiga Mónica García han decidido poner a la RAE en su punto de mira en lugar de ofrecer soluciones reales. Cambiar los términos por otros que suenen más amables parece ser la nueva gran estrategia de la izquierda progresista.
Pero, visto lo visto, no nos debería extrañar. Al final, para ellos todo es cuestión de narrativa: si cambiamos las palabras, ya hemos arreglado el mundo. O al menos ellos lo creen.
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