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El PSOE presume de feminismo mientras abandona a madres sin recursos en la calle

El PSOE presume de feminismo mientras abandona a madres sin recursos en la calle
En la España del pensamiento progresista, donde el feminismo de escaparate es la bandera del Gobierno, hay una realidad incómoda que el PSOE intenta esconder debajo de la alfombra: mujeres embarazadas y sin recursos que son lanzadas a la calle sin el más mínimo apoyo institucional. Pero eso sí, la pancarta de la sororidad y los discursos sobre igualdad no faltan en cada comparecencia ministerial.
Cuando el eslogan vale más que la realidad
Mientras el Ejecutivo socialista pregona que España es un paraíso feminista donde las mujeres están más protegidas que nunca, madres sin hogar son abandonadas a su suerte tras dar a luz, como si parir en la precariedad fuera su culpa. La casa cuna Ainkaren, en Zaragoza, ha vuelto a denunciar una situación que no es nueva: madres solteras sin apoyo institucional que terminan en la calle sin un techo donde criar a sus hijos.
Pero claro, en el ideario del PSOE, la respuesta para estas mujeres es simple: aborta y problema resuelto. Frente a esta desprotección, iniciativas privadas, muchas de ellas impulsadas por personas creyentes, son las que realmente salvan a estas mujeres del abismo. Porque cuando el feminismo de salón deja de ser útil para sacar rédito electoral, estas mujeres dejan de existir.
La hipocresía feminista socialista
Desde Moncloa, la ministra de Igualdad de turno se pasea entre eslóganes vacíos y lecciones de superioridad moral sobre lo imprescindible que es la «perspectiva de género». Sin embargo, en la práctica, esta perspectiva únicamente sirve para alimentar chiringuitos, canalizar millones de euros en asociaciones afines y premiar con cargos a las amigas del partido.
Mientras tanto, las verdaderas víctimas de una sociedad que no protege la maternidad -esas madres solteras y sin recursos- quedan totalmente desamparadas, con la única opción de recurrir a organizaciones privadas.
El desamparo socialista en cifras:
- En España hay más de 1.000.000 de hogares monoparentales, la mayoría encabezados por mujeres con dificultades económicas.
- Las ayudas sociales para madres en situación de exclusión brillan por su ausencia, pero se destinan decenas de millones de euros a talleres de deconstrucción del patriarcado.
- El PSOE se rasga las vestiduras por «los derechos reproductivos», pero a la hora de garantizar una mínima estabilidad a las madres que deciden continuar con su embarazo, la respuesta es el abandono más absoluto.
Cuando la única respuesta es el aborto
Si algo ha dejado claro el PSOE es que su modelo de «igualdad» pasa por evitar que las mujeres pobres sean madres. ¿No puedes costear a tu bebé? ¿No tienes dónde vivir? El feminismo gubernamental ofrece un atajo: interrupción del embarazo y a otra cosa. Porque proteger la maternidad, favorecer la conciliación y crear un marco de ayuda estable para que estas mujeres puedan seguir adelante con sus hijos no entra en sus cálculos.
De hecho, los programas de apoyo a la maternidad han sido históricamente ridiculizados como «retrógrados» y «antifeministas» por una izquierda cada vez más obsesionada con controlar el discurso y establecer qué mujeres merecen o no su ayuda.
Una ideología que condena a las mujeres vulnerables
El caso de Ainkaren evidencia que, en el PSOE, la maternidad es un asunto incómodo que no encaja con su agenda ideológica. Solo hay apoyo si la narrativa encaja en su dogma. Por eso, organizaciones civiles y privadas han tenido que suplir las carencias de un sistema que presume de feminista pero es incapaz de amparar a las mujeres más necesitadas.
En España, ser madre y pobre equivale a ser invisible para las instituciones. Solo las mujeres que responden al feminismo oficialista tienen cabida en la nueva lucha de clases socialista: si tu embarazo no encaja en su molde, sencillamente no existes.
Y mientras tanto, ministros, altos cargos y comisionadas de la igualdad reparten discursos sobre lo mucho que han avanzado los derechos de las mujeres, ajenos a la realidad de quien da a luz y, al salir del hospital, no tiene ni dónde dormir ni a quién recurrir.
Pero, tranquilos, que el próximo 8M no faltarán pancartas y consignas repetidas hasta la náusea sobre todas las mujeres que el Gobierno dice ayudar. Lástima que las madres que duermen en la calle no aparezcan en sus eslóganes.
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