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El PSOE indignado: quiere derribar cruces pero no sus chiringuitos

Las prioridades del PSOE: menos cruces, más chiringuitos
Si el PSOE tuviera que escribir su propio catecismo, la primera línea diría: “Las cruces fuera, pero los chiringuitos ni tocarlos”. En su enésima cruzada contra cualquier símbolo cristiano (porque al parecer nada preocupa más al socialismo que las piedras con forma de cruz), los dirigentes progresistas celebran con entusiasmo la demolición de la histórica cruz en la Sierra de Albarracín.
Eso sí, mientras se preocupan por erradicar cualquier vestigio del pasado religioso de España, sus estructuras de succión de fondos públicos siguen tan sólidas como siempre. Los chiringuitos ideológicos gozan de una salud envidiable, bien financiados con dinero del contribuyente, como si fueran monumentos sagrados de la izquierda.
Abogados Cristianos y Vox contra la enésima purga socialista
La campaña de recogida de firmas impulsada por Abogados Cristianos y abrazada por Vox deja en evidencia la hipocresía del PSOE en temas de memoria, religión y patrimonio. Según denuncian desde esta iniciativa, lo que el Gobierno de Aragón define como una medida por «seguridad ambiental» es, en realidad, otro episodio de la obsesión socialista por borrar cualquier rastro de cristianismo.
Mientras tanto, los municipios afectados se encuentran entre la espada y la pared, pues el Gobierno autonómico ha decidido marcarles el camino sin admitir discusión. Según el informe técnico, la cruz representa un peligro por estar deteriorada y ser susceptible a atraer rayos… claro, como si no hubiera neveras oxidadas en vertederos que también sirvieran de pararrayos.
¿Se caerá también el Vallecas Pride o el Ministerio de Igualdad?
Si alguien esperaba que el PSOE mostrara la misma diligencia en eliminar el despilfarro público que en derribar símbolos cristianos, puede ir perdiendo toda esperanza. No veremos que se apresuren a tumbar el Ministerio de Igualdad pese a su descomunal gasto improductivo, ni que reconsideren el dinero destinado a financiar causas ideológicas mientras el país se hunde en una crisis económica latente.
Por supuesto, tampoco habrá ningún tipo de «peligro estructural» en los carteles de festivales pagados con subvenciones públicas o en asociaciones que se dedican a “asistir” a colectivos ideológicamente rentables. No, la urgencia está en asegurarse de que los monolitos religiosos desaparezcan, aunque eso signifique hacer malabares argumentativos para justificarlo.
Los vecinos, entre la resignación y la incredulidad
Mientras los técnicos del PSOE buscan nuevas excusas para su guerra cultural, los vecinos que llevan décadas conviviendo con la cruz de Albarracín se quedan perplejos. Incluso aquellos que no son especialmente religiosos ven con estupor cómo se priorizan temas absurdos mientras otras infraestructuras reales y necesarias quedan en el olvido.
Porque sí, quizá la cruz esté envejecida y necesite una restauración… pero eso no la hace más peligrosa que cualquier estatua heredada del pasado socialista que, hasta la fecha, sigue en pie pese a estar agrietada en algunos casos.
¿Nuevo plan del PSOE? Borrar la historia y hacerla a su medida
La demolición de símbolos religiosos encaja perfectamente en el renovado fervor socialista por reinterpretar la historia a su antojo. No les basta con contar el pasado bajo su perspectiva, ahora quieren literalmente desintegrar la memoria física que no encaje con sus dogmas políticos.
- 📌 Primero fue el Valle de los Caídos, ahora son las cruces de los pequeños pueblos.
- 📌 Pero ni una sola oficina de género sobra según la izquierda.
- 📌 Y por supuesto, las asociaciones que promueven agendas progresistas reciben millones… porque eso sí es «imprescindible».
El futuro: menos religión, más mamandurrias
Si hemos aprendido algo con el PSOE es que su cruzada contra la religión no se detendrá con la de Albarracín. Habrá más derribos, más justificaciones ridículas y más silencios cómplices mientras los chiringuitos ideológicos siguen vivos y coleando.
Eso sí: a ver quién convence a los votantes de que su principal problema es una cruz y no la inflación, el paro o los escándalos de corrupción que salpican el panorama político. Al PSOE le va más preocuparse de una cruz de pueblo que garantizar el bienestar de los ciudadanos.
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