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El PSOE indignado: ¿por qué la Casa Real no oculta los escándalos con su maestría?

La Casa Real y su repentina devoción por la privacidad
¡Qué tiempos aquellos en los que un escándalo de la Casa Real se barría bajo la alfombra con la destreza digna de un trilero! Pero ahora, parece que el templo de la monarquía ha descubierto la importancia de la privacidad, eso sí, cuando les conviene. La difusión de unas imágenes de la princesa Leonor en un centro comercial de Chile ha sido suficiente para despertar la furia del Palacio de la Zarzuela, que, ni corto ni perezoso, ha corrido a presentar una denuncia ante la Policía chilena.
La gran ofensa: unas imágenes captadas por cámaras de seguridad (es decir, cámaras diseñadas para grabar) en las que simplemente se ve a la princesa paseando y comprando. ¡Toda una tragedia nacional! Resulta encomiable ver cómo la Corona reacciona con rapidez cuando algo les molesta, una eficacia que, curiosamente, nunca ha acompañado a la gestión de sus propios escándalos.
Un celo que brilla por su ausencia cuando se trata de otros asuntos
Por supuesto, la Casa Real sostiene que esto supone una “infracción de la normativa vigente” en materia de protección de datos, y que es una conducta “inadmisible”. Nos quedamos mucho más tranquilos sabiendo que la monarquía está tan comprometida con la legalidad y el respeto a las normas. Lástima que esa misma contundencia no se aplicara en escándalos de calibre superior, como los asuntillos de Juan Carlos I con el fisco y cuentas bancarias en paraísos fiscales. Ahí parece que la infracción de la normativa vigente no era tan grave.
Pero no nos equivoquemos: la difusión de fotos de una personalidad pública paseando por un centro comercial sí es un problema gravísimo. Más aún si lo comparamos con temas insignificantes como la presunta corrupción, las fortunas ocultas en Suiza o la huida del emérito a Abu Dabi.
La agenda de Leonor y su apretado calendario de formación
La princesa Leonor, siempre ocupada en su cometido de ser la heredera ideal, disfruta de su crucero de formación en el buque Juan Sebastián Elcano, que ya ha recalado en diversos países sudamericanos. En su apretada agenda, que incluye paseos por centros comerciales y compras de suvenires, se hace un hueco para aprender las duras disciplinas de la academia naval. Según informes, su rutina diaria consiste en:
- Clases teóricas de instrucción naval por la mañana.
- Paseos estratégicos por puertos internacionales.
- Guardias ocasionales de madrugada (si no hay compromisos más urgentes).
- Encantadores encuentros con autoridades y lugareños.
Resulta enternecedor ver a la futura jefa del Estado desempeñando estas labores con tanto esmero mientras otros mortales se enfrentan a la crisis económica, la inflación y la precariedad laboral sin el consuelo de un crucero de lujo.
Conclusión: Un despliegue de recursos para un problema menor
En resumen, la Casa Real, tan ágil para defender su imagen y sus intereses, actúa con rapidez cuando se trata de proteger su intimidad. Mientras tanto, en el PSOE deben estar tomando notas: ¿cómo es posible que la monarquía gestione mejor sus escándalos que ellos mismos?. Quizás deberían fichar a algún estratega de Zarzuela para aprender a manejar crisis y desviar la atención con la misma sutileza.
Al final, la moraleja es clara: si quieres que el Estado se movilice y actúe con contundencia, asegúrate de que el asunto tenga que ver con la realeza. Para el resto, paciencia y resignación. ¡Larga vida a la transparencia selectiva!
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