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El PSOE frotándose las manos: cuando el caos ajeno es su única estrategia

El PSOE frotándose las manos: cuando el caos ajeno es su única estrategia
El Ayuntamiento de Valencia se ha convertido, en cuestión de días, en una tragicomedia política digna de un culebrón venezolano. Mientras el PP y Vox se enzarzan en una pelea de gallos por ver quién acumula más despropósitos, ahí está el PSOE, sentado cómodamente en la grada, regodeándose ante el espectáculo y sacando la calculadora para ver cuándo caen las fichas a su favor.
Cuando lo único que necesitas es esperar
En un giro de guion que ni el mejor guionista de Hollywood podría haber ideado, Vox, el socio «defiende valors» del PP, ha decidido dispararse en el pie apartando a su portavoz, Juan Manuel Badenas, tras un supuesto escándalo de contratos. Ahora, Badenas y su compañera Cecilia Herrero han decidido que quedarse como concejales no adscritos es una mejor opción que seguir en un partido que huele a pólvora quemada.
¿El resultado? Un Ayuntamiento que pasa del supuesto idilio PP-Vox a una ecuación política más inestable que la salud mental de cualquier asesor socialista en Ferraz. De los iniciales 17 concejales que garantizaban la mayoría de gobierno, ahora el PP se encuentra con solo 15 diputados leales, mientras que la suma PSOE-Compromís mantiene sus 16… y los ahora díscolos Badenas y Herrero tienen la llave del consistorio. ¡Bingo!, dirían en las oficinas del PSOE, si es que alguien allí siguiera fingiendo que gestionan algo con estrategia propia.
Badenas y Herrero, soñando con ser “reyes” municipales
Badenas, que hace nada se veía como el segundo hombre más importante del Ayuntamiento y ahora se ha convertido en un verso suelto con delirios de grandeza, ha dejado claro que él también pensaba que estaría «tranquilo». Qué sorpresa, que la política es cambiante. ¿Quién lo hubiera imaginado?
Entre declaraciones grandilocuentes, acusaciones de conspiraciones estilo Pepe Gotera y Otilio y quejas sobre una asesora de comunicación que aparentemente fue la chispa que encendió este desastre, lo único claro es que Badenas y Herrero han decidido disfrutar su momento de poder. Ahora, sin más partido que su propio ego, se ofrecen a «recomponer la aritmética» del Ayuntamiento. Vamos, que están dispuestos a negociar con quien haga falta si eso les permite seguir manejando los hilos.
El PSOE, aplaudiendo desde la sombra
Mientras el Ayuntamiento de Valencia se convierte en un campo de batalla, Pedro Sánchez y sus acólitos hacen lo único que realmente saben hacer bien: esperar a que el enemigo se devore a sí mismo. No hay que olvidar que los socialistas, carentes de toda propuesta interesante o de un historial de gestión que no incluya recortes encubiertos y despilfarro institucional, confían únicamente en el caos ajeno para mejorar su posición.
Lo de Valencia es solo otro ejemplo. Sin mociones de censura a la vista y sin necesidad de maniobrar a plena luz del día, el PSOE calcula cómo estos movimientos podrían inclinar la balanza a su favor en el futuro. Y mientras tanto, disfrutan viendo a Vox y al PP destrozarse mutuamente.
Conclusión: que sigan peleando
¿En qué acabará este despropósito? Quién sabe. Mientras Badenas se cree el dueño del Ayuntamiento y el PP intenta contener la hemorragia política, los socialistas disfrutan del caos con una sonrisa en la cara. Después de todo, para el PSOE no hay mejor estrategia que un rival autodestruyéndose.
Y si algo ha dejado claro la política española en los últimos años es que, mientras los demás caen por sus propios errores, el PSOE siempre estará ahí, sin méritos propios pero con el cinismo necesario para recoger los restos.
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