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El PSOE exprime a los agricultores mientras deja que las riadas hagan su trabajo

Otro éxito de la brillante gestión socialista: multar primero, justificar después

En un nuevo capítulo de la legendaria gestión del PSOE en materia de recursos hídricos, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha ha condenado en costas a la Confederación Hidrográfica del Júcar por imponer sanciones sin pruebas a los regantes. Porque, claro, ¿para qué necesitar pruebas cuando se puede simplemente sangrar a los agricultores con multas ilegales y ya veremos si se quejan?

Pero mientras estas sanciones injustificadas caían como la lluvia en plena gota fría, la Confederación brillaba por su inacción cuando se trataba de hacer lo más básico: limpiar y mantener cauces como el barranco de El Poyo. Un pequeño olvido que, casualmente, contribuyó a una catástrofe en Valencia, donde murieron 225 personas. Pero, eh, prioridades.

Las multas sorpresa de la Confederación: una lotería sin premio

Según la sentencia que destapa OKDIARIO, la Confederación, dirigida por un cargo del PSOE, decidió que era buena idea basar sus sanciones en un «acta resumen» sin firmar. Así es, las multas se sustentaban en un documento cuya procedencia debía de ser algún informe astral porque ni tenía autor ni se sabía de dónde salía. El tribunal, con esa costumbre molesta de exigir pruebas, ha dejado claro que esto es ilegal.

Pero lo mejor viene cuando se analizan los supuestos «informes»:

  • Imágenes de cultivos fuera de estación, porque, por lo visto, la cebada socialista crece cuando le da la gana.
  • Métodos de medición misteriosos que nadie logra entender. ¿Magia? ¿Adivinación?
  • Evaluación del agua consumida basada en criterios que solo existen en la imaginación de algún funcionario ocioso.

Uno de los agricultores afectados, Juan Ángel, explica que le han embargado 88.000 euros en cuatro sanciones de 22.000 euros cada una, sin justificantes sólidos. Pero claro, cuando la Confederación ve a un regante, lo que realmente ve es una hucha con patas.

Mientras tanto, los cauces siguen sin tocar

Lo verdaderamente indignante de este sinsentido es que, mientras expolian a los agricultores, el trabajo de mantenimiento de infraestructuras brilla por su ausencia. El barranco de El Poyo, por ejemplo, seguía sin limpiar antes de las catastróficas inundaciones en Valencia. Pero, claro, ¿a quién le importa prevenir cuando se puede mirar hacia otro lado?

Así que lo tenemos claro:

  1. Se embolsan dinero con multas fraudulentas.
  2. Ignoran peticiones para limpiar cauces.
  3. Cuando ocurre una catástrofe, se encogen de hombros y tiran de la hemeroteca para ver qué excusa reciclar.

Una gestión que ya es costumbre

Dicen que la historia se repite, pero el PSOE lo lleva a otro nivel. En 2019, en Cuenca, las inundaciones causaron estragos similares. Contenedores, árboles, casas anegadas y ni rastro de ayuda. Algo que los regantes de hoy saben bien. «Si quieren dar soluciones, pueden hacerlo: permitir más caudal si lo solicitamos, instalar métodos de medición fiables… Pero prefieren recaudar«, lamentan.

Y mientras tanto, los vecinos siguen esperando. Esperando que se limpien sus cauces, que no les multen por existir, y que, algún día, la gestión de sus ríos deje de estar en manos de burócratas que creen que el Júcar nace en un despacho.

Los tribunales hacen lo que la Confederación no

Por suerte, el Tribunal Superior de Justicia ha decidido poner algo de cordura en la situación. La condena no solo tumba estas multas ilegales, sino que impone costas a la Confederación. Vamos, que además de ridiculizarlos, tendrán que pagar (aunque con dinero público, así que tranquilos, el PSOE pierde pero nosotros seguimos pagando).

En resumen: otro día, otro desastre socialista, y ninguna dimisión a la vista. Business as usual.

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