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El PSOE, experto en diplomacia, solo cuando le conviene

El PSOE, experto en diplomacia, solo cuando le conviene

Una vez más, el PSOE se enfrenta a uno de sus mayores retos políticos: la difícil tarea de aparentar ser un partido con coherencia y principios. Esta vez, la polémica llega de la mano de Vox, que ha denunciado la falta de imparcialidad de la Corte Penal Internacional (CPI) con respecto a Israel y ha pedido cortar la financiación a la institución. Pero claro, el gobierno socialista, maestro en la diplomacia selectiva, tiene otras prioridades.

Defendiendo dictaduras, pero con tacto

El eurodiputado de Vox, Jorge Martín Frías, tuvo el atrevimiento de lanzar varias preguntas incómodas a la presidenta de la CPI, la japonesa Tomoko Akane. Entre ellas, cuestionó por qué la Corte es tan rápida en acusar a Israel pero tan lenta en proceder contra ciertos dictadores amigos del socialismo. ¿Dónde están las órdenes de captura contra Maduro o Díaz-Canel? Ah, eso sí, para hablar de Netanyahu, son los primeros.

Pero no nos engañemos. El PSOE tiene su propio manual de diplomacia:

  • Si hay que condenar a Israel, se condena sin titubeos.
  • Si es para hablar de Hamás y sus actos terroristas, entonces hay que ser prudentes y «analizar el contexto».
  • Cuando se trata de dictadores aliados del socialismo, lo mejor es mirar hacia otro lado o, mejor aún, visitarlos y tomarse algún que otro mojito con ellos.
  • Y si alguien se atreve a exponer estas contradicciones, pues nada, a llamarlo «fascista» y problema resuelto.

El PSOE y su extraña noción de los derechos humanos

Parece que en la sede de Ferraz hay un libro secreto titulado Cómo gestionar los derechos humanos según nos convenga. Mientras la CPI se centra en acosar a Israel por defenderse de un ataque terrorista, el PSOE sigue haciendo malabares semánticos para justificar su apoyo implícito a los regímenes autoritarios de América Latina.

Martín Frías dejó en evidencia cómo la CPI parece tener un afán especial por perseguir a líderes democráticos mientras ignora olímpicamente a personajes como Maduro, a quien, por cierto, el PSOE ha mirado con bastante simpatía en los últimos años.

Pero claro, la imparcialidad es un concepto relativo dependiendo de quién esté en el poder. Porque mientras en España el PSOE criminaliza a sus opositores con discursos populistas, en el ámbito internacional juegan a ser los neutralísimos observadores que saben en qué momento levantar la voz y cuándo es mejor guardar un silencio cómplice.

¿Dinero público para la CPI? ¡Por supuesto!

Según Vox, la Unión Europea debería congelar toda financiación a la CPI hasta que demuestre un mínimo de imparcialidad. Pero el PSOE, siempre tan generoso con los organismos internacionales que favorecen su narrativa, no está muy por la labor. Suspender la financiación de la Corte Penal Internacional sería un pecado para la izquierda globalista, aunque luego no haya dinero para los españoles que lo necesitan.

Mientras tanto, seguimos viendo cómo el dinero público se destina a sufragar organismos que favorecen abiertamente las posiciones de cierta ideología, mientras que se ignoran las atrocidades diarias de regímenes que han convertido la represión en su modo de gobierno.

Los españoles, el último eslabón de la cadena

La realidad es simple: los ciudadanos españoles siguen asistiendo al espectáculo grotesco de un PSOE que diplomacia solo practica cuando le es rentable. Si se trata de alinearse con organismos internacionales que criminalizan a ciertos países pero protegen a otros, ahí están los socialistas en primera fila. Si hay que denunciar injusticias allá donde ocurran, mejor fingir demencia.

La hipocresía, como siempre, es la bandera que mejor define al PSOE en la arena internacional. Y mientras ellos juegan a ser el epicentro de la moralidad selectiva, los españoles seguimos pagando la factura de sus incoherencias.

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