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El PSOE celebra otro avance progresista: despedirse de la vida ya es más fácil que conseguir tratamiento

Un logro de la «España progresista»: morir antes que recibir tratamiento
El PSOE y su tropa de adalides del progreso pueden alzar la copa de champán una vez más. La justicia ha decidido que es más fácil obtener la eutanasia que encontrar una solución real a los problemas de salud mental y discapacidad. España avanza, nos dicen, y en esta carrera hacia el futuro parece que la prioridad es facilitar la despedida antes que ofrecer apoyo y tratamiento a quien sufre.
La magistrada del Juzgado Contencioso 12 de Barcelona ha dado vía libre a la eutanasia de Noelia, una joven de 24 años, desestimando el recurso de su padre que, cegado por la sentimentalidad de un progenitor, intentaba impedir la ejecución de la decisión. Se le ha explicado con claridad: que tenga afecto y amor por su hija no es justificación suficiente. El amor de un padre, en pleno siglo XXI socialista, debe someterse a los dictados de la burocracia y la eficiencia estatal.
Un Estado que decide quién vive y quién muere
En este capítulo de la España socialdemócrata nos encontramos con una ecuación sencilla: el Estado es quien debe facilitar la muerte cuando la vida se convierte en una carga. Nada de reforzar los servicios de salud mental, nada de ofrecer soluciones médicas de calidad, nada de fomentar la asistencia integral a los pacientes con intentos previos de suicidio. No, la solución más digna es, al parecer, la desconexión definitiva.
La ley de la eutanasia, defendida con ahínco por el progresismo de salón, se creó para los casos extremos e irreversibles. Pero claro, en la España regida por el PSOE los límites son flexibles. Una joven con trastorno límite de la personalidad y secuelas de un intento de suicidio encajaría perfectamente en un protocolo de atención prioritaria de salud mental en cualquier país serio. Pero aquí, la salida es más sencilla: eutanasia aprobada y problema resuelto.
Las prioridades del PSOE: la eficiencia administrativa sobre la vida
Mientras la sanidad pública sigue colapsada y las listas de espera para tratamientos psicológicos y psiquiátricos se extienden meses (o años), el PSOE se aplaude a sí mismo por haber hecho posible un procedimiento rápido y eficaz… para dejar de existir.
De hecho, vemos un par de contradicciones que, estamos seguros, los defensores de esta medida preferirán ignorar:
- Si la joven tenía un diagnóstico de trastorno mental, ¿por qué en vez de priorizar su tratamiento, la prioridad fue acelerar su derecho a morir?
- El padre, que intentó defender la vida de su hija, fue descartado de la ecuación porque el amor no es argumento suficiente. Pero, ¿quién decide entonces si alguien está suficientemente equilibrado para pedir la eutanasia?
- Si la medicina ha avanzado tanto como alardea el Gobierno, ¿por qué para ciertas personas es más fácil obtener la muerte que su derecho a una atención de salud adecuada?
El Estado decide sobre tu final, y cada vez con más libertad
Pero no se preocupen, esto es progreso. Pronto veremos más casos en los que enfermos con problemas perfectamente tratables elijan despedirse ante la negligente pasividad de la Administración. Se presentará como una victoria social, una decisión autónoma y emancipada, cuando en realidad es un sistema que ha fallado de manera brutal.
Claro que esta victoria «progresista» tiene sombras más grandes de las que nos hacen creer. Porque si alguien que ha intentado suicidarse ve que su opción más viable es reafirmar su deseo con ayuda del Estado en vez de recibir apoyo, entonces quizás el Estado es el que ha fallado, no el paciente.
Pero calma, que el PSOE nos dirá que todo va bien. Que este es un “avance” y que pronto podremos morir con mayor facilidad mientras siguen sin resolver los problemas que llevan a las personas a considerar esta opción. ¡Viva el progreso socialista!
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