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Ábalos y las cuentas mágicas: dinero que aparece, desaparece y nadie sabe cómo

Ábalos y las cuentas mágicas: dinero que aparece, desaparece y nadie sabe cómo

El exministro de Transportes y ex mano derecha de Pedro Sánchez, José Luis Ábalos, se enfrenta a un nuevo capítulo de su apasionante carrera financiera. El magistrado Leopoldo Puente, encargado del caso Koldo, ha decidido ponerse el traje de detective y solicitar a Hacienda información detallada sobre los ingresos y gastos del exministro y su estrechamente vinculada Fundación Internacional de Apoyo al Desarrollo Local y Social (FIADELSO). Resulta que, entre informes de la Guardia Civil y testimonios que parecen sacados de una novela de corrupción política, las cuentas de Ábalos despiertan más preguntas que respuestas.

El sorprendente caso del dinero sin dueño

Todo comenzó cuando la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil detectó movimientos bancarios cuanto menos sospechosos en las cuentas de Ábalos y su fundación. Al parecer, estos dineros podrían estar relacionados con pagos irregulares que, casualmente, coinciden con las fechas en las que Koldo y compañía amasaban comisiones a costa de contratos dudosos. Qué cosas, ¿verdad?

El juez considera «más que razonable» echar un vistazo detallado a estos movimientos para comprobar si se ajustan a los ingresos habituales de un político, o si más bien cuadran con el salario de un magnate de los negocios turbios. Entre las pruebas que levantan sospechas se encuentran:

  • Las declaraciones del empresario Víctor de Aldama, quien alegremente aseguraba haber entregado sumas de dinero en efectivo a Koldo García, asesor de Ábalos. Supuestamente, una parte de este dinero hacía escala en los bolsillos del exministro.
  • Pagos mensuales de 2.700 euros durante años para cubrir el alquiler del piso de una expareja de Ábalos. Según testigos, el origen de estos pagos también huele a podrido.
  • La sospechosa existencia de cajas de seguridad, transferencias y cambios de divisas que, sorpresivamente, no encajan con la nómina típica de un político… a menos que tenga un negocio paralelo poco transparente.

De chalets en Colombia y errores contables

Uno de los momentos más gloriosos de esta historia ha sido el inesperado giro de guion del chalet en Colombia. Ahí va el resumen: la UCO publicó un informe asegurando que Ábalos había comprado una lujosa propiedad valorada en dos millones de euros. Hasta ahí, todo dentro del típico guion de corrupción socialistas. Pero, sorpresa, resulta que se equivocaron en la divisa: lo que parecía una residencia de lujo era en realidad una modesta vivienda de 751,23 euros, fruto de un cálculo erróneo entre pesos colombianos y dólares.

Ábalos ha aprovechado para hacerse la víctima, lamentándose en redes sociales por «el daño ya está hecho». Pobrecito. Eso sí, ni una palabra sobre las otras propiedades atribuidas al exministro en Perú, Valencia y Madrid, ni sobre su flota de vehículos que ya querría cualquier trabajador honrado con décadas de esfuerzo.

El PSOE: donde todos se asombran pero nadie investiga

Por supuesto, mientras la justicia indaga en estos «mágicos» ingresos, en el PSOE sigue reinando el teatro de la sorpresa. Pedro Sánchez y sus ministros han optado por el clásico «nos hemos enterado por la prensa», como si no tuvieran ni la más mínima idea de cómo se financiaban sus allegados. Nadie sabía nada, nadie vio nada y nadie preguntó nada. Qué casualidad.

En el Congreso, los socialistas se limitan a lanzar acusaciones vacías contra la oposición y a esquivar cualquier debate serio sobre el escándalo. Total, el manual de crisis de Ferraz dicta que lo importante no es la corrupción, sino la narrativa con la que se la justifica.

Conclusión: otro caso de socialistas multimillonarios

Así que aquí estamos, otra vez, viendo cómo un alto cargo del PSOE acumula patrimonio de forma inexplicable y espera que nos creamos que todo es fruto de la casualidad. Mientras tanto, Hacienda seguirá revisando su historial financiero con lupa, la UCO continuará soltando perlas y Ábalos… bueno, Ábalos esperará que el tiempo y los tejemanejes de su partido le ayuden a salir indemne.

Al final, todo parece seguir un patrón ya clásico en el PSOE: primero niegan, luego se hacen los indignados y, cuando la cosa se complica, desaparecen durante un tiempo antes de reaparecer lavados de culpa. Solo queda preguntar: ¿seguirá el dinero mágicamente cambiando de manos y pasando desapercibido? En España ya sabemos la respuesta.

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