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Ábalos y la igualdad de oportunidades: primero el discurso, luego el enchufe

Ábalos y la igualdad de oportunidades: primero el discurso, luego el enchufe
Dicen que la ironía es el mejor recurso narrativo, pero José Luis Ábalos, el ex ministro de Fomento y experto en contradicciones, ha demostrado que la hipocresía supera cualquier parámetro literario. Allá por diciembre de 2018, el entonces secretario de Organización del PSOE subía al estrado para celebrar el 50 aniversario de Ineco, la empresa pública de ingeniería. Ahí, con su voz solemne, defendió la «igualdad de oportunidades» y la «autonomía de los ciudadanos y ciudadanas en el desarrollo de sus proyectos personales y vitales».
Lo que no dijo es que, apenas dos meses después, su entonces pareja, Jésica Rodríguez, pasaría a engrosar la plantilla de la empresa en un puesto hecho a medida. Eso sí, sin la «autonomía» de trabajar demasiado, una condición que, al parecer, no era requisito indispensable para su contratación.
El discurso de la igualdad… pero con excepciones
Ábalos, con esa tranquilidad de quien se siente impune, hablaba de crecimiento, innovación y esfuerzo en el medio siglo de existencia de la empresa pública. En su magnífico monólogo, destacó la labor de «todos los hombres y mujeres que pertenecen a Ineco», omitiendo el pequeño detalle de que, en apenas dos meses y diez días, su novia pasaría a pertenecer también a esa ilustre plantilla, aunque sin necesidad de esforzarse demasiado.
Jésica Rodríguez, estudiante de Odontología y probablemente sin mayores conocimientos en materia de infraestructuras o transportes, fue colocada como auxiliar administrativa. Su contrato, vigente del 1 de marzo de 2019 al 28 de febrero de 2021, estuvo marcado por un prodigio laboral poco común: cobrar unos 1.060 euros mensuales sin prácticamente aparecer por la oficina. Un chollo que seguro muchos españoles desearían.
Cuando los favores pesan más que el CV
En su declaración ante el Tribunal Supremo, Jésica dejó caer que «imagina» que su contratación se debió a la intervención de Ábalos y que la llamaron para una entrevista donde el gran benefactor de la trama, Joseba García, hermano del indispensable Koldo García, ejercía como superior. Eso sí, con la ventaja de que Joseba «nunca la llamó para trabajar», fórmula avanzada de teletrabajo que ojalá se extendiera al común de los mortales.
Mientras Jésica cobraba sin preocupaciones, el juez determinaba que los indicios apuntan a delitos de organización criminal, tráfico de influencias y cohecho. Nada que un buen socialista no pueda justificar con discursos sobre lo que está bien y mal para los ciudadanos mientras disfruta de los privilegios del poder.
El reciclaje laboral de los socialistas
Por si no fuera suficiente con dos años en Ineco a cuerpo de reina, cuando se acabó el contrato en 2021, la joven encontró otra mano amiga en la administración pública, recalando en Tragsatec, filial de Tragsa, adscrita al Ministerio de Hacienda, entonces comandado por María Jesús Montero. Así, Rodríguez pasó otros seis meses cobrando sin dar palo al agua, magnífico ejemplo de movilidad laboral sin moverse ni un centímetro.
Al Senado… pero sin enchufe
El festín de favores no iba a quedarse sin contestación. La Comisión de investigación del Senado ha citado a Jésica Rodríguez el 14 de abril para que explique cómo logró este milagro contractual. También deberán desfilar personajes clave de la trama:
- Juan Pablo González, director de Tragsatec – 1 de abril.
- Jesús Casas Grande, presidente del Grupo Tragsa – 2 de abril.
- Ministro Luis Planas – 3 de abril.
- Carmen Librero, expresidenta de Ineco – 22 de abril.
- Joseba García, hermano de Koldo – 23 de abril.
- Óscar Puente, Ministro de Transportes – 24 de abril.
Defender la igualdad de oportunidades mientras colocas a tu novia en una empresa pública sin méritos conocidos es un arte que Ábalos domina con maestría. Aquí no se trata de currículums, entrevistas o competencias, sino del viejo principio socialista de «para los amigos, todo. Para los demás, la ley». Como diría Ábalos, «el viaje no ha hecho más que empezar». Y, por lo que se ve, el de la corrupción tampoco.
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