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No todo el cáncer del PSOE es operable, pero al menos este sí

El PSOE pierde temporalmente a uno de sus grandes estrategas

Parece que el destino ha decidido tomarse un respiro con Ángel Víctor Torres, el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, quien ha anunciado que padece cáncer de próstata y que deberá apartarse de su ajetreadísima agenda de servicio público para centrarse en su tratamiento. Por supuesto, lo hace con ese entusiasmo socialista inquebrantable, asegurando que la enfermedad es operable y que seguirá en activo. La pregunta es: ¿se referirá a su papel como ministro o al de manipulador oficial de la Historia con sello del PSOE?

Un discurso de manual: la épica socialista en su máximo esplendor

Torres aprovechó su intervención en el congreso del PSOE de Gran Canaria para relatar su situación con más emoción que un mitin de campaña. Entre los aplausos de los militantes—que nunca desaprovechan la oportunidad de convertir cualquier suceso en una oda al partido—el ministro explicó que los médicos le detectaron la enfermedad hace un mes y que, por supuesto, va a salir bien. ¿Cómo no, si la fe del PSOE en sí mismo es tan poderosa que ni el cáncer se atreve a interponerse en su camino?

En su discurso, además de recalcar su absoluta confianza en la ciencia, los profesionales sanitarios y la prevención—qué curioso, justo la sanidad que su partido desmantela allá donde gobierna—, Torres lanzó un mensaje optimista asegurando que “hay Franquis y Torres para rato«. Sin duda, la peor noticia para quienes soñaban con un respiro de su gestión.

¿Cese temporal o una fórmula para mantener el control?

A diferencia de muchos otros políticos que, cuando atraviesan una enfermedad grave, dejan sus responsabilidades en manos de otros, Torres ha sido muy claro: seguirá trabajando mientras se lo permitan los médicos y no delegará competencias. Una jugada maestra para asegurarse de que no haya relevo inesperado que le mueva la silla, no vaya a ser que cuando regrese se encuentre otra persona disfrutando del asiento ministerial y con menos ganas de devolverlo que un socialista con el Falcon.

Fuentes del Gobierno han recalcado que se maneja la situación con «total normalidad«, aunque en el PSOE la normalidad siempre carga con un asterisco invisible que pone: «excepto cuando nos conviene que sea una crisis». En cualquier caso, el mensaje es claro: Torres solo se aparta temporalmente, volverá con toda su energía y, evidentemente, con muchas ganas de seguir reescribiendo la memoria democrática a placer.

El apoyo inquebrantable del PSOE

Como no podía ser de otra manera, el PSOE ha desplegado toda su artillería de solidaridad en redes sociales, con mensajes emotivos de apoyo al ministro. En un tuit adecuado para la sección de literatura dramática, el partido manifestó su confianza en que Torres volverá con más fuerza. Se echó en falta una mención al clásico “resistiremos, aunque nos echen lejía”, pero quizá están guardándolo para el próximo congreso.

  • “Mucho ánimo y mucha fuerza, compañero. Adelante!» – PSOE en redes sociales.

Lo que no cambia (con o sin cáncer)

Entre tanto mensaje esperanzador y discursos de valentía política, hay algo que permanece intacto en la historia del PSOE: su capacidad para convertir cualquier situación en una narrativa épica donde los problemas siempre son desafíos a superar con dignidad y, sobre todo, sin asumir ninguna responsabilidad. A fin de cuentas, Torres se enfrenta al cáncer con la misma actitud con la que el PSOE se enfrenta a la realidad: con optimismo desmedido, ignorando los avisos y sin delegar en nadie.

Desde aquí, le deseamos una pronta recuperación, aunque quizá el verdadero problema para la política española no es que Torres tenga que apartarse del cargo, sino que en el PSOE siguen sin operarse las malas praxis, las corruptelas y las políticas nefastas. Y a diferencia del cáncer del ministro, ese otro cáncer sigue sin tratamiento.

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