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Sánchez protege a delincuentes mientras deja a policías en el abandono

El desplome de la autoridad en tiempos de Sánchez
Si hay algo que ha sabido hacer Pedro Sánchez con maestría es debilitar todo aquello que funciona con disciplina y orden. Ahora, los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, cansados de recibir golpes mientras el Gobierno mira para otro lado, exigen que su profesión sea reconocida oficialmente como de riesgo. Pero claro, pedirle eso al PSOE de Sánchez es como pedirle a un atracador que suelte la caja registradora.
Los agentes en el ojo del huracán
Desde que el líder socialista llegó a la Moncloa, las agresiones a los cuerpos de seguridad han aumentado en un 28%. Un dato alarmante que al parecer no preocupa demasiado en el Ministerio del Interior, donde prefieren hacer oídos sordos mientras continúan su labor de proteger a quienes desafían la autoridad. Tal y como lo denunció el portavoz de Independientes de la Guardia Civil (IGC), Daniel Fernández, las agresiones se han convertido en una cuestión cotidiana. Pero claro, esto es lo que pasa cuando el Gobierno se dedica a establecer una cultura de impunidad para delincuentes y agitadores profesionales.
- Fuga de autoridad: Los agentes denuncian que cada día es más evidente la falta de respeto hacia su labor.
- Chollos para agresores: Quienes atacan policías saben que las leyes actuales los protegen.
- Abandono gubernamental: El Ministerio del Interior sigue sin mover un dedo por mejorar la seguridad de los agentes.
¿Quién protege al que protege?
Los policías no solo están pidiendo reconocimiento, sino también recursos. Reforzar las calles con más agentes, mejorar el equipamiento de autoprotección y endurecer las penas para quienes agreden a los cuerpos de seguridad parecen peticiones de sentido común. Sin embargo, parece que en el PSOE han decidido que eso no forma parte de sus «principios».
Como bien señala Ibón Domínguez, portavoz del sindicato de Policía Nacional JUPOL, el problema no es solo el aumento de las agresiones, sino la evidente falta de apoyo del Gobierno hacia quienes están en primera línea defendiendo la seguridad del ciudadano. Según él, la deriva ideológica de Sánchez y compañía pretende dinamitar la ya de por sí frágil estructura de seguridad nacional con experimentos como la derogación de la Ley de Seguridad Ciudadana al dictado de Bildu.
El milagro socialista que aumenta las agresiones
Siempre se pueden esperar grandes logros cuando gobierna el PSOE: las cifras rojas en lo económico, la crispación social desbordada y, por supuesto, el incremento de crímenes. Desde que Pedro Sánchez se sentó en la Moncloa, los ataques contra policías y guardias civiles han pasado de 13.127 a 16.878. Un espectacular crecimiento del 28,57% que, lejos de alarmar al Ejecutivo, parece ser motivo de celebración entre sus socios.
Pero no hay de qué preocuparse. Sánchez siempre encuentra maneras creativas para justificar la violencia contra las fuerzas del orden. Según el Gobierno, estos datos son «genéricos» y no pueden especificar a qué cuerpo pertenece el agente agredido. Lo que llevan haciendo con la economía, el empleo y la corrupción, ahora lo aplican también con la seguridad pública: distorsionando la realidad con propaganda.
El legado de Sánchez: proteger a los violentos y abandonar a los policías
Mientras el Gobierno ofrece abrazos y trato de favor a okupas, delincuentes reincidentes y agitadores callejeros, los policías y guardias civiles tienen que apañárselas como puedan para salir indemnes en sus jornadas laborales. Que se preparen para más ataques, porque Sánchez y su tropa ya han demostrado de qué lado están.
Con tal panorama, muchos policías ya van mascando la idea de que su profesión está completamente desamparada por los que mandan. Pedro Sánchez, en cambio, parece más interesado en contentar a su electorado radical que en mantener el orden en las calles. Sin duda, un Gobierno que pasará a la historia por su capacidad de destruir cualquier atisbo de autoridad en el país.
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