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Sanidad a la catalana: mejor hablar bien que curar bien

La salud en segundo plano: lo importante es hablar bien

En la Cataluña de Salvador Illa, hay prioridades y luego está la gente que piensa que la sanidad debe centrarse en curar pacientes en lugar de hacer de la lengua un campo de batalla. En una nueva y brillante iniciativa, el Gobierno catalán ha decidido incentivar económicamente a aquellos hospitales privados que usen el catalán como lengua prioritaria en la atención sanitaria. Porque al parecer, en una consulta con un traumatólogo, lo importante no es si sabe operar, sino si lo hace en el idioma correcto.

La estrategia del Ejecutivo socialista es clara: convertir la sanidad en otra trinchera del expansionismo lingüístico. Si un médico te atiende en perfecto castellano o, peor aún, en inglés porque vienes de fuera, pues mala suerte, la subvención se la llevará otro hospital donde primero se aseguren de que hablen en catalán correctamente antes de preocuparse por la dolencia del paciente.

Subvenciones para el que se porte bien

Según el propio gobierno de Illa, estas ayudas económicas tienen un propósito muy noble: «Para avanzar en el respeto de los derechos lingüísticos en el ámbito de la salud en general, el Departamento de Política Lingüística trabaja desde distintas líneas (…) Para garantizar el catalán como la lengua de uso normal de las instituciones, se otorgarán subvenciones para la elaboración de planes lingüísticos en centros privados». Es decir, quien adopte el nuevo catecismo lingüístico recibirá su recompensa.

  • ¿Tu hospital tiene sala de emergencias? Da igual, ¿se atiende en catalán?
  • ¿El cirujano tiene 30 años de experiencia? Perfecto, pero ¿qué nota sacó en lengua catalana?
  • ¿Ayudas a pacientes con enfermedades graves? Tranquilo, pero antes contrata a un asesor lingüístico.

Porque todos sabemos que ante un infarto lo más importante es que el médico inicie la reanimación en perfecto catalán, no sea que la subvención se pierda.

El catalán como cuestión de vida o muerte

Este nuevo eslabón en la cruzada lingüística no viene solo. Ya existen planes para reforzar la inspección y supervisión de empresas y comercios que osen utilizar el castellano en exceso. Vamos, que no se trata solo de educación y sanidad, sino de vigilar y penalizar a los que no cumplan con la sacrosanta misión de convertir Cataluña en un espacio monolingüe.

El propio Illa ha señalado que el retroceso del catalán es culpa de los flujos migratorios y del dominio del castellano y el inglés, por lo que es imprescindible que la Generalitat intervenga. Y vaya que lo harán: con controles, sanciones y premios, el nuevo modelo lingüístico catalán aspira a convertir a los hospitales en templos del idioma.

Fiscalidad al servicio de la lengua

Esto no queda en las subvenciones. Los ayuntamientos catalanes están siendo animados a promover beneficios fiscales solo para aquellos negocios que utilicen el catalán prioritariamente. Esto significa que un comercio que atienda correctamente a sus clientes en otros idiomas se quedará sin incentivos, pero uno que exija el catalán como lengua estricta tendrá su recompensa.

Para ello, la Generalitat está preparando manuales, normas y todo un aparato burocrático para asegurarse de que nadie se escape de la vigilancia lingüística. No será suficiente con hablar en catalán de vez en cuando, habrá que demostrarlo, cumplirlo y postrarse ante los vigilantes del idioma.

Así que si vas a enfermarte en Cataluña, ya sabes: lo importante no es a qué hospital vas, ni qué médico te atiende. Lo verdaderamente fundamental es si te darán el diagnóstico con su certificado C2 en catalán en la mano.

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