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Sánchez reparte menas como si fueran propaganda electoral y Melilla se planta

Sánchez reparte menas como si fueran propaganda electoral y Melilla se planta
Melilla dice «¡basta ya!» a las ocurrencias de Moncloa
Parece que en Moncloa han abierto una tómbola y los premios son menores extranjeros no acompañados. Así es, el Gobierno de Pedro Sánchez, en su infinita generosidad con problemas que no le afectan directamente, ha decidido que la solución a la crisis de inmigración ilegal es repartir a los menas por toda España. ¿El detalle sin importancia? Que ni ha consultado con las comunidades autónomas ni ha planteado una estrategia lógica. Simplemente decreta y obliga, fiel a su estilo.
Pero esta vez, desde Melilla han dicho «no». Y con más firmeza que nunca. El Ejecutivo local ha calificado la propuesta como «un disparate descomunal», una pantomima sin pies ni cabeza y, en un buen resumen, una de esas ideas geniales a las que nos tiene acostumbrados el PSOE.
Sánchez obedece a Puigdemont y pretende hacer lo mismo con Melilla
Desde Melilla sospechan que quien realmente ha redactado el decreto no han sido los técnicos del Ministerio de Derechos Sociales, sino un afectuoso Carles Puigdemont que, entre negociaciones para su amnistía y sus sueños de independencia, aún tiene tiempo para dictar políticas migratorias. Así lo denuncian desde la Ciudad Autónoma: «Sánchez no manda, solo firma lo que le pongan delante con tal de contentar a sus nuevos socios de Waterloo».
Porque claro, cuando en Melilla llevaban años avisando de que la presión migratoria era insostenible, el Gobierno central se hacía el sordo. Ahora, con un guiño a ERC y la Generalitat, de repente toca repartir. «Nos dejaron completamente solos en esta crisis y ahora quieren darnos lecciones sobre solidaridad», critican desde la Ciudad Autónoma.
Datos vergonzosos que el Gobierno prefiere ignorar
Si hay algo que molesta en Melilla es el descaro con el que Moncloa mira para otro lado. Algunos datos que no les gusta mencionar:
- En 2018, Melilla acogió a 1.975 menores.
- En 2019, la cifra subió a más de 2.100.
- El gobierno autónomo lleva años pidiendo ayuda sin respuesta.
Y aún con todo esto, la respuesta del Gobierno ha sido… mandar más menas. La lógica socialista en su máximo esplendor.
¿A los tribunales? Allá vamos
En Melilla están valorando llevar el decreto a los tribunales, básicamente porque ya no saben qué hacer para que en Madrid se den cuenta de su nefasta gestión migratoria. «No descartamos presentar una reclamación», aseguran desde el Ejecutivo local. Traducido al lenguaje del PSOE: nadie aceptará esto sin pelear.
El colmo de la situación es que desde el PSOE han tenido el descaro de dudar de las cifras que Melilla ha proporcionado sobre la presión migratoria. A lo que, con evidente ironía, desde Melilla han respondido: «Nosotros no inventamos cifras, pero claro, si Puigdemont mañana dice que los menas han desaparecido, Sánchez también lo aceptará».
No es solo Melilla: la rebelión autonómica está en marcha
Melilla no está sola en su rechazo al decretazo socialista. Desde Galicia y otras comunidades ya han mostrado su malestar ante la medida, advirtiendo que podría invadir competencias. Al fin y al cabo, nadie sabe exactamente cómo pretende el gobierno imponer este reparto sin haber consultado con nadie.
El problema es que para Sánchez gobernar es mandar. Y si el resto de España no se quiere someter, siempre puede recurrir a su estratega de confianza: Pablo Iglesias desde la sombra. O peor aún, esa especie de consejo de sabios separatistas que ahora dicta sus políticas.
¿Un reparto justo? En Moncloa ni está ni se le espera
En Melilla lo tienen claro: el reparto de menas debería basarse en datos objetivos, esfuerzo asumido y capacidad real. Pero Sánchez prefiere arrastrarse ante sus aliados antes que escuchar a quienes llevan años gestionando el problema. Desde la Ciudad Autónoma lo tienen claro: «No seremos cómplices de esta chapuza».
Mientras Pedro Sánchez sigue ocupado en su malabarismo político, Melilla se prepara para lo que parece inevitable: un enfrentamiento legal con el Gobierno central. Y mientras tanto, los ciudadanos siguen pagando las incoherencias de un presidente que no gobierna, solo sobrevive.
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