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Sánchez exporta su burocracia asfixiante y hasta Bruselas se lleva las manos a la cabeza

Sánchez exporta su burocracia asfixiante y hasta Bruselas se lleva las manos a la cabeza
El Gobierno de Pedro Sánchez sigue empeñado en su cruzada por convertir a España en un paraíso de la burocracia, donde cada trámite venga acompañado de una colección de documentos, formularios y, por qué no, una fotocopia del alma de cada ciudadano. Ahora, su último experimento ha llegado hasta Bruselas, que ha decidido investigar el conocido como Gran Hermano hotelero, esa maravilla administrativa que convierte a cada turista en un sujeto de observación digno de la KGB.
Un «Gran Hermano» con sello español
Resulta que la Comisión Europea ha decidido supervisar los efectos de esta nueva ocurrencia del Ejecutivo socialista, cuya normativa exige a los alojamientos españoles recopilar hasta 42 campos de datos personales de sus huéspedes, porque, al parecer, dar solo el nombre y el DNI era demasiado simple para el Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska. Ahora, las empresas hoteleras tendrán que jugar a los espías, recolectando información que incluye la residencia habitual, el número de tarjeta o cuenta bancaria e incluso el grupo sanguíneo (bueno, esto último es exageración… por ahora).
Ante semejante despropósito, la Comisión Europea ha hecho lo impensable: mostrar más sentido común que el Gobierno español. Bruselas ha advertido que vigilará de cerca este registro obligatorio para evitar que se impongan cargas innecesarias a las empresas del sector turístico, como si fuera un detalle menor que, en plena recuperación tras el COVID-19, se les pida a los hoteles que multipliquen su papeleo en lugar de facilitarles el trabajo.
¿Protección de datos? ¿Qué es eso?
Por si no fuera suficiente con destrozar la competitividad del turismo, la normativa estrella de Marlaska también ha levantado sospechas sobre su compatibilidad con las leyes europeas de protección de datos. La Comisión ya ha advertido que está evaluando si este control masivo es legal, algo que, conociendo los antecedentes del PSOE, es como preguntarse si el agua moja.
De hecho, el PP ya había elevado la alerta sobre esta norma, señalando que impondrá trabas burocráticas que podrían espantar a los turistas y desincentivar la inversión. Pero claro, el Gobierno progresista siempre antepondrá el control absoluto a la libertad empresarial, no vaya a ser que alguien en España gane dinero sin que le pongan una tasa, una multa o un formulario de por medio.
Un sector turístico que se asfixia
El turismo representa más del 12% del PIB español, pero la prioridad de Sánchez no parece ser protegerlo, sino cargarlo con más regulaciones absurdas. La Comisión Europea ha advertido que la norma podría perjudicar la competitividad del sector, limitando su capacidad de recuperación y complicando aún más la vida de pequeñas y medianas empresas.
- Bruselas insiste en que se debe reducir la carga administrativa.
- El objetivo es simplificar la burocracia, pero España camina en sentido contrario.
- Mientras Europa desregula, Sánchez sigue empeñado en intervenir hasta el aire que respiramos.
Incluso la propia Comisión Europea ha reconocido que su brújula para la competitividad de la UE persigue reducir en un 25% las obligaciones burocráticas. Pero, ¿qué hace España? Lo contrario, porque aquí la innovación consiste en inventar obstáculos donde no los había.
Turismo sí, pero con papeles en regla
El nuevo plan del Gobierno para dinamizar el turismo es simple: si un turista quiere hospedarse en España, que pase primero por una carrera de obstáculos administrativos. Quizá el siguiente paso sea exigirles un informe psicológico o un justificante de buena conducta firmado por sus abuelos.
Mientras Bruselas, con su lentitud habitual, revisa si esta aberración es legal o no, el PSOE sigue a lo suyo: gobernar a golpe de ocurrencia y sin importar las consecuencias. Porque si algo han demostrado Sánchez y compañía es que su prioridad no es hacer la vida más fácil, sino más burocrática. Y si eso afecta a uno de los sectores clave de la economía española, que se fastidie. Al fin y al cabo, ¿quién necesita turistas cuando se puede sobrevivir a base de propaganda y más impuestos?
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