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El PSOE llora por los recortes… pero solo cuando son a sus chiringuitos

El PSOE llora por los recortes… pero solo cuando son a sus chiringuitos
Como era de esperar, los barones socialistas han entrado en pánico tras el anuncio de los presupuestos de la Generalitat Valenciana con la firma de Vox. ¿El motivo? No el bienestar de los ciudadanos, ni la inversión en infraestructuras, ni siquiera la mejora de los servicios públicos. No. Lo que realmente desata su cólera es el recorte del dinero que alimenta a sus redes clientelares.
Se acabó el festín del dinero público
El portavoz de Vox en las Cortes Valencianas, José María Llanos, ha dejado claro que estos presupuestos ponen fin a la barra libre de subvenciones para lo que él denomina el «gasto superfluo». ¿Y qué entienden los socialistas por «gasto imprescindible»? Pues nada menos que:
- Millones de euros para ONGs afines que llevan años sirviendo más a su partido que a la ciudadanía.
- Financiación generosa para sindicatos que parecen más preocupados por organizar manifestaciones contra la derecha que por mejorar las condiciones laborales de los trabajadores.
- Chiringuitos institucionales como la Academia Valenciana de la Lengua, cuyo gran mérito parece ser imponer el imaginario de los Països Catalans en la Comunidad Valenciana.
Según Llanos, la reducción del gasto superfluo ahorrará 200 millones de euros al sector público instrumental. Pero claro, para el PSOE y sus socios, estos millones no son un gasto superfluo, sino el aceite que engrasa su maquinaria política.
El gran drama: menos dinero para el catalanismo
Uno de los recortes que más lagrimeo ha causado en Ferraz es el de la Academia Valenciana de la Lengua. Vox ha impulsado un tijeretazo del 25% a su presupuesto, con intención de ampliarlo hasta el 50% vía enmienda parlamentaria. Esto ha desatado la furia del socialismo valenciano, que no concibe una Comunidad Valenciana donde no se destine dinero público a reforzar su doctrina lingüística.
Para el PSOE, cualquier intento de poner orden en esta sangría económica no es más que un «ataque a la cultura» y una «agresión a la identidad». Claro que cuando el dinero se destina a salvar negocios arruinados por su gestión o a bajar impuestos, entonces sí hay que apretar el cinturón.
No hay dinero para la reconstrucción… pero sí para lo suyo
Otro de los grandes momentos de esta batalla presupuestaria lo ha protagonizado José María Llanos al recordar que es esencial priorizar la reconstrucción de Valencia, especialmente tras las devastadoras riadas. «La primera cooperación al desarrollo es la reconstrucción de Valencia», ha sentenciado. Pero parece que para el PSOE, ayudar a las víctimas de la riada es menos prioritario que mantener los privilegios de sus amiguetes.
Además, se recortarán hasta un 30% las subvenciones a los sindicatos, lo que ha desatado aún más gritos de indignación. Al fin y al cabo, ¿quién va a organizarle las manifestaciones de «derechos laborales» al Gobierno socialista si los sindicatos ven reducidas sus cómodas pagas?
Un PSOE haciendo lo que mejor sabe: vender indignación
Ante estos cambios, los socialistas hacen lo que mejor se les da: montar una tragedia griega. Pero la realidad es evidente: el dinero público que antes sostenía sus chiringuitos ideológicos ahora se destinará a políticas útiles para todos los ciudadanos, no solo a los afines a su doctrina.
Así que sí, el PSOE llora, pero no por los ciudadanos, ni por la economía. Llora porque les han cortado el grifo y la fiesta del despilfarro se está acabando.
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