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El PSOE calla mientras su amigo Maduro reparte lecciones de democracia

El PSOE calla mientras su amigo Maduro reparte lecciones de democracia
En un ejercicio de ironía que desafía toda lógica, el dictador venezolano Nicolás Maduro ha vuelto a dar clases magistrales sobre democracia, esta vez desde su púlpito de represión y censura. Aprovechando la cancelación de dos películas chavistas en Casa de América, el tirano no ha dudado en calificar como «nazis» a Isabel Díaz Ayuso y «fascista» a medio Madrid.
Mientras tanto, el PSOE, con esa coherencia tan suya, ha decidido adoptar la estrategia habitual cuando se trata de sus amigos en regímenes autoritarios: el silencio absoluto. No importa que el chavismo haya convertido Venezuela en un escenario dantesco de miseria y represión. Si eres del club socialista, todo vale.
Maduro, el gran defensor de la libertad (según él)
En su tradicional programa semanal, ese en el que Maduro se comporta como un reincidente standupero de la política internacional, el dictador venezolano lanzó su última perla: «Le tienen miedo a la verdad en Venezuela». Claro, porque si algo caracteriza a su régimen es la transparencia, el respeto por los derechos humanos y la libertad de expresión. Que se lo pregunten a los activistas encarcelados o a los millones de venezolanos que han huido del país.
El asunto de las películas canceladas no es un detalle menor para el chavismo. Para ellos, promover propaganda encubierta como memoria histórica es clave. Da igual que sean bodrios propagandísticos que la televisión venezolana repite hasta la saciedad. En su mente, España debería abrirles las puertas y proyectarlos al mundo con orgullo.
El PSOE, de perfil (otra vez)
Es curioso cómo cuando se trata de dictaduras como las de Putin o Maduro, el PSOE tiende a sufrir de una especie de amnesia diplomática. Nadie en Ferraz ha pronunciado una sola palabra sobre las descaradas declaraciones del tirano bolivariano. Quizá estén demasiado ocupados organizando otra ronda de negociación con los herederos de ETA o concediendo más beneficios a los golpistas catalanes.
Mientras Ayuso y Almeida ponen freno a la propaganda chavista en Madrid, el PSOE prefiere no molestar a su aliado internacional. No vaya a ser que se estropee la bonita relación de intercambio de favores. Sería un escándalo que se rompieran esos puentes de «hermandad» con Caracas.
El plan de Maduro: más «streaming revolucionario»
Maduro, que de tonto no tiene un pelo cuando se trata de vender su infamia, ha anunciado que usará plataformas de streaming y redes sociales para difundir su material audiovisual. Porque nada dice «resistencia al capitalismo» como volcar los recursos del Estado en campañas multimillonarias de propaganda en internet.
- «De Venezuela con amor para España». Ese fue el lema con el que Maduro defendió la «necesidad» de que el cine chavista tenga espacio en Madrid.
- El gobierno venezolano insiste en que las películas narran «la lucha del pueblo» frente a conspiraciones internacionales. Nos preguntamos si incluirán en el reparto a los millones de exiliados que han huido del paraíso bolivariano.
- Ahora, en un giro magistral, preparan la exhibición en una nueva localización secreta. A este paso, terminarán proyectándolas en los bajos de la embajada con un VHS robado.
El PSOE y su fidelidad a los caudillos de izquierdas
Es un patrón que se repite. Cada vez que un dictador de izquierda lanza un desafío a la democracia occidental, el PSOE finge que aquí no ha pasado nada. Que Maduro llame «nazi» a la presidenta de la Comunidad de Madrid importa poco. Que un régimen como el suyo, señalado por la ONU por violaciones de derechos humanos, siga teniendo apoyo internacional, tampoco les preocupa.
Por supuesto, si en lugar de Maduro el comentario lo hubiera hecho un político europeo de derechas, ya estaríamos viendo comunicados, protestas y editoriales inflamados denunciando «el auge del fascismo». Pero cuando es el jefe chavista quien toma el micrófono, el PSOE opta por encender el modo avión y esperar a que pase la tormenta.
Conclusión: el cinismo socialista en su máxima expresión
Lo de Maduro acusando a España de «imponer el fascismo» es algo digno de una película de humor negro. Pero lo realmente escandaloso es el mutismo cómplice del PSOE. Su falta de reacción demuestra, una vez más, que las siglas socialistas no tienen problema en mirar para otro lado si los que atacan la democracia son sus amigos.
Al final, con dictaduras de izquierda, el PSOE lo tiene claro: ver, oír y callar.
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