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Sánchez rastrea muertos mientras los vivos lidian con su gestión

Un Gobierno más preocupado por los muertos que por los vivos

Pedro Sánchez, el gran historiador de España, sigue obsesionado con su fijación por el pasado. Mientras el país lidia con una inflación galopante, una deuda pública desbocada y una crisis creciente en el empleo, el presidente ha decidido que lo más urgente es gastar 426.000 euros en un censo de fusilados. Porque claro, los problemas del presente pueden esperar, pero los de hace casi un siglo son, al parecer, inaplazables.

La iniciativa, impulsada en el marco de la Ley de Memoria Democrática, su última ocurrencia legislativa, pretende elaborar un listado de víctimas de la Guerra Civil y la dictadura de Franco. Todo muy útil para los parados, los autónomos asfixiados por impuestos y las familias que no llegan a fin de mes.

¿Investigación histórica o propaganda institucional?

Según el acuerdo firmado entre el Ministerio de la Verdad, perdón, Memoria Democrática, y la Universidad de Santiago de Compostela, los trabajos se dividirán según la disponibilidad de registros en cada comunidad autónoma. Es decir, unos sitios ya tienen listados y sólo se verificarán datos, mientras que en otros habrá que husmear en archivos militares y registros civiles. Todo con nuestro dinero, por supuesto.

  • Si una comunidad ya tiene listado, lo contrastan y lo filtran.
  • Si la información es escasa, se cava más hondo (literalmente).
  • Si no hay datos, pues nada, a escarbar en archivos y registros hasta encontrar algo susceptible de encajar en la narrativa oficial.

A todo esto, las víctimas de la represión del bando republicano también aparecerán de forma simbólica en el censo. Al parecer, para que no se note demasiado que esto es un proyecto de ingeniería ideológica financiado con dinero público.

Siguientes pasos en el Guion de Sánchez: ¿Cobraremos impuestos a los descendientes de Franco?

El plan de Pedro Sánchez para exprimir a Franco medio siglo después de su muerte no termina en este censo. El Valle de los Caídos, rebautizado con amor y cariño como Valle de Cuelgamuros, sigue siendo uno de sus objetivos estrella. Para ello, ha movilizado más de un millón de euros a través de la Fundación de la Santa Cruz, destinada a exhumaciones.

Porque si algo dejó claro el Gobierno de coalición es que desenterrar cadáveres es mucho más prioritario que solucionar la crisis económica, mejorar la sanidad pública o garantizar la seguridad en las calles.

Tal vez próximamente veamos:

  • Un impuesto especial por poseer fotos antiguas de Franco en casa.
  • Un Comité de Resarcimiento Histórico, que revisará apellidos franquistas para proponer compensaciones forzadas.
  • Monumentos conmemorativos en cada esquina con una cuota mensual obligatoria.

Y mientras tanto, la clase trabajadora sigue lidiando con la precariedad laboral, los autónomos se enfrentan a subidas fiscales desorbitadas y la sanidad sufre el abandono de un Gobierno más interesado en fantasmas del pasado que en los problemas del presente.

¿Hasta cuándo seguirá Sánchez jugando con la historia?

El presidente ha demostrado ser un amante incondicional de la memoria… siempre que le dé rédito político. Mientras tanto, el país avanza sumido en la incertidumbre económica, la inseguridad creciente y con una deuda estratosférica que parece no preocuparle en lo más mínimo.

¿Será que está esperando a que las futuras generaciones hagan un censo de los damnificados por su gestión y su irrefrenable ansia de revisionismo histórico?

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