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El PSOE descubre su nueva pasión: manipular cifras y ocultar sus propios muertos

El PSOE descubre su nueva pasión: manipular cifras y ocultar sus propios muertos
Si algo hace bien el PSOE, además de subir impuestos y colocar enchufados, es su habilidad para maquillar datos a su antojo. La última demostración de su maestría en el arte de la manipulación la tenemos con el intento de transformar la tragedia del COVID-19 en una campaña contra Isabel Díaz Ayuso, a la vez que ocultan convenientemente sus propias negligencias en el manejo de la pandemia.
La resurrección selectiva de los muertos
Desde que estalló la crisis de las residencias en Madrid, la izquierda ha encontrado en este tema una mina de oro política. ¿Las víctimas? Meros peones en su tablero de oportunismo. Para apuntalar su relato, han decidido inflar las cifras de fallecidos en Madrid como quien hincha globos en una fiesta. Eso sí, ni una palabra sobre los ancianos que murieron en comunidades gobernadas por el PSOE, porque esos no cuentan.
Veamos algunos datos que el PSOE evita mencionar:
- La comunidad con más fallecidos en residencias no fue Madrid, sino Cataluña, gobernada por ERC con el apoyo del PSC.
- La Rioja, Aragón y Castilla-La Mancha —todas con gobiernos socialistas— tuvieron un índice de mortalidad en residencias superior al de Madrid.
- Las decisiones del Ministerio de Sanidad de Salvador Illa dejaron a toda España sin material de protección, no solo a la Comunidad de Madrid.
Pero claro, señalar a Pedro Sánchez y sus secuaces no les serviría para tapar su corrupción con los contratos COVID. Mejor encontrar un villano conveniente y tirar del manual de la propaganda.
La RTVE de Sánchez y su documental de propaganda
Siguiendo con su tradición de usar los medios públicos como oficina de comunicación del PSOE, TVE estrenó recientemente un documental titulado 7291, donde, con un descaro impresionante, manipulan a su antojo la cifra de fallecidos en residencias de Madrid. Una cifra que ni siquiera el propio gobierno de Sánchez reconoce como real.
Enrique Ruiz Escudero, exconsejero de Sanidad de Madrid, desmontó esta farsa en pocos minutos:
- La cifra de 7.291 fallecidos es un invento del exconsejero de Ciudadanos, Alberto Reyero, quien, para variar, luego se retractó y negó haberla proporcionado.
- El Instituto Nacional de Estadística (INE), dirigido por un socialista colocado por Sánchez, cifra realmente los fallecidos en residencias en 4.143.
- De los 35.800 ingresos hospitalarios en Madrid durante esos meses, 11.200 fueron de residentes, desmontando la falacia de que no se atendió a los ancianos.
Curiosamente, TVE no se ha mostrado tan diligente en investigar por qué en los contratos COVID aparecieron intermediarios socialistas forrándose con material sanitario defectuoso. Ni tampoco en averiguar cómo el PSOE gestionó las residencias en otras comunidades. Pero claro, no se puede molestar al patrón.
¿Y el genio de las residencias? Viendo Netflix
Si hay un maestro de la desaparición en tiempos de crisis, ese es Pablo Iglesias, quien asumió su famosa «responsabilidad» sobre las residencias solo para luego desentenderse por completo mientras veía series en Netflix y publicaba reflexiones sobre sus gustos cinematográficos.
Ruiz Escudero lo tiene claro: “Pablo Iglesias asumió la responsabilidad de las residencias en España y luego se esfumó, igual que Reyero en Madrid”. Mientras tanto, en la Comunidad de Madrid, el equipo sanitario pasó 103 días ininterrumpidos en la Consejería, sin apenas descanso, haciendo lo imposible con los recursos que tenían. Iglesias, mientras tanto, sacaba tiempo para devorar series y presumir de ello en redes sociales. Prioridades.
El PSOE y su hooliganismo necropolítico
El PSOE, con el cinismo que le caracteriza, ha demostrado de nuevo que la dignidad no entra en su hoja de ruta. Manipulan cifras según les convenga, ignoran a sus propios muertos y usan el dolor de las familias como herramienta arrojadiza. El escándalo de corrupción con los contratos COVID sigue destapando tramas socialistas, pero Sánchez y cía prefieren señalar a Ayuso.
Así, la izquierda sigue fiel a su estilo: quejarse mucho, trabajar poco y culpar de absolutamente todo a la derecha. Mientras tanto, los documentos, cifras oficiales y datos reales los desmienten una y otra vez. Pero qué más da, mientras sus medios comprados les sigan alimentando el relato, la verdad siempre será secundaria para ellos.
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